Hoy en día un príncipe azul que no comparta tareas no aguanta una relación del siglo XXI y decolora por momentos. Pero no es el caso de Carlos Felipe de Suecia, que esun príncipe en toda regla y no pierde color con el matrimonio. Él cuida de su pequeño, mientras que su princesa trabaja. Toda la familia se ha desplazado a Båstad, munipicio sueco de la Provincia de Escaniatal, para acompañar a Sofia de Suecia en su vuelta al trabajo.
La princesa Sofía se entregó a sus ocupaciones oficiales con toda tranquilidad porque su niño, ya de casi cuatro meses, se quedaba al cuidado del padre, el príncipe Carlos Felipe. Y en esas le vimos: paseando por las calles de la ciudad al príncipe Alexander en un exclusivo carrito gris (el ultimísimo modelo Emmaljunga NXT90 de alrededor de 1.200 euros), porque los padres siempre hacen todo por un hijo y le dan lo mejor de lo mejor. Así el regreso a las obligaciones no es tan duro.
Incluso llegó a ser hasta dulce para la Princesa, y eso que el fin de las vacaciones suponía esta vez también la conclusión de su verano más especial (el primero como madre), lo que sin lugar a dudas dificultaría aún más el retorno. Pero ayer no era un primer día de trabajo cualquiera, porque volvía a sus deberes y también a un lugar de devociones: la ciudad sueca donde ella y el príncipe Carlos Felipe se conocieron hace siete años. Luciendo figura, bronceado y sonrisa de que cumplir no cuesta, asistía a un Día de Empresas.
Una jornada larga de inspiradoras conferencias, amenas ruedas de prensa e interesantes charlas. El apretado programa de la princesa Sofia incluía un almuerzo con la realeza cultural y empresarial y con los representantes del Project Playground, tras el seminario con el tema Un Mañana Sostenible, organizado por dicha organización, en el que intervendrían Fredrik Reinfeldt (ex primer ministro) y el superempresario estadounidense y asesor de Barack Obama, John Hope Bryant. Como broche del día, una velada de noche en Norrviken, en la que la Princesa recibió el aplauso de los expertos en moda por su mono azul klein de Diane von Furstenberg. Trabajar y cosechar todo es empezar.
