Mette-Marit de Noruega, una princesa feliz en su 40º cumpleaños
En un día tan especial, la heredera estuvo acompañada por su familia y amigos más cercanos
La princesa Mette-Marit celebró ayer su cuarenta cumpleaños, con un día de adelanto, con un servicio religioso al aire libre en el Parque de la Reina en el Palacio Real de Oslo. "Querida Mette-Marit, felicidades por tu cumpleaños. Esta celebración dice mucho de ti. Tú realizas tus proyectos con generosidad, empatía y conocimiento, y te entregas a ti misma", dijo su suegra, la reina Sonia, que junto con el rey Harald leyó un discurso en honor de la homenajeada.
En un día tan especial, Mette-Marit contó con la presencia de su familia y sus amigos, así como colegas y conocidos de los distintos proyectos en los que participa la princesa. La idea de hacer una celebración de este tipo partió de la propia princesa, quien desde 2001 siempre ha invitado a familia y amigos a un servicio religioso en la capilla del Palacio Real el domingo más próximo a su cumpleaños.
Poco antes de la celebración, oficiada por el antiguo obispo de Oslo Gunnar Stålsett, empezó a llover, por lo que los invitados tuvieron que recurrir a los impermeables que habían sido colocados a su disposición junto a la entrada, aunque más tarde, el sol volvió a salir. Con una gabardina blanca y botas y llevando en brazos a uno de los cachorros de Milly Kakao, el perro de la familia, Mette-Marit fue recibiendo sonriente a los invitados. Tras el servicio religioso, los reyes invitaron a los congregados a café y pastel en el parque.
La celebración fue más modesta que la de su esposo, el príncipe heredero Haakon, que hace un mes, cuando cumplió también los cuarenta, celebró durante un fin de semana un festival de música en el palacio de Skaugum para familia y amigos, entre ellos varios miembros de la realeza europea.
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En un día tan especial, Mette-Marit contó con la presencia de su familia y sus amigos, así como colegas y conocidos de los distintos proyectos en los que participa la princesa. La idea de hacer una celebración de este tipo partió de la propia princesa, quien desde 2001 siempre ha invitado a familia y amigos a un servicio religioso en la capilla del Palacio Real el domingo más próximo a su cumpleaños.
Poco antes de la celebración, oficiada por el antiguo obispo de Oslo Gunnar Stålsett, empezó a llover, por lo que los invitados tuvieron que recurrir a los impermeables que habían sido colocados a su disposición junto a la entrada, aunque más tarde, el sol volvió a salir. Con una gabardina blanca y botas y llevando en brazos a uno de los cachorros de Milly Kakao, el perro de la familia, Mette-Marit fue recibiendo sonriente a los invitados. Tras el servicio religioso, los reyes invitaron a los congregados a café y pastel en el parque.
La celebración fue más modesta que la de su esposo, el príncipe heredero Haakon, que hace un mes, cuando cumplió también los cuarenta, celebró durante un fin de semana un festival de música en el palacio de Skaugum para familia y amigos, entre ellos varios miembros de la realeza europea.
