YA PASÓ LA ENFERMEDAD A PRINCIPIOS DE MARZO DE 2019

Alberto de Mónaco, positivo en coronavirus por segunda vez

El Príncipe iba a recibir un premio este miércoles en Nueva York por su dedicación a la conservación y a la sostenibilidad de los océanos

Por hola.com

Desde el Palacio monegasco han informado este miércoles de que Alberto de Mónaco ha dado positivo en coronavirus. En un comunicado emitido por el departamento de prensa de la Casa Real se anuncia que el soberano se ha sometido a una prueba para detectar el virus cuyo resultado ha arrojado que está contagiado, pero han aclarado que se encuentra bien y no tiene síntomas. Es la segunda vez que el Príncipe contrae esta enfermedad puesto que ya la pasó a principios de marzo de 2020.

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"El Palacio anuncia que SM el príncipe Alberto II de Mónaco ha dado positivo por covid-19. Está asintomático y su estado de salud no es preocupante. Continúa trabajando a distancia, en contacto permanente con los miembros de su gabinete, su Gobierno y también con sus colaboradores cercanos. Este periodo de confinamiento se adaptará a las reglas sanitarias en vigor", reza el comunicado emitido desde la Casa Real monegasca.

Es la segunda vez que el soberano se contagia de covid-19. Fue el primer jefe de Estado que comunicó que estaba afectado y en aquella ocasión su estado de salud tampoco revistió de gravedad. Sucedió en la primera ola de la pandemia y poco después, era Carlos de Inglaterra quien notificaba que estaba contagiado de coronavirus. Ambos Príncipes habían participado en un acto juntos pocos días antes. Curiosamente los dos miembros de la realeza se han infectado en dos ocasiones, el príncipe de Gales hacia público su segundo positivo en coronavirus el pasado 10 de febrero. Alberto de Mónaco, de 64 años, pasó aquella primera cuarentena en las dependencias privadas del Palacio y recibió cada día la visita de su médico.

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Este miércoles el príncipe Alberto tenía una cita en Nueva York ya que la Fundación Stony Brook, perteneciente a la universidad pública de investigación de la ciudad de los rascacielos, va a honrarle en la 23ª Gala Anual de Estrellas de Stony Brook premiándole por su dedicación a la conservación y a la sostenibilidad de los océanos. Un reconocimiento que el hijo del príncipe Rainiero y Gracia de Mónaco no podrá recoger en persona. Un acto que va a tener lugar en el restaurante Cipriani, propiedad del suegro de Rocio Crusset, Giusseppe Cipriani, en el que también va ser ser reconocido John L. Hennessy, presidente emérito de la Universidad de Stanford y exalumno distinguido de Stony Brook, por su trabajo transformador en informática e ingeniería eléctrica.

Alberto de Mónaco y su defensa del medioambiente

El príncipe Alberto decidió comprometerse con los problemas ambientales globales tras un viaje con su padre, Raniero de Mónaco, a la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992 . En 2006, el Príncipe encabezó una expedición al Ártico, convirtiéndose en el primer jefe de Estado en llegar al Polo Norte. Ese mismo año, lanzó la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco para limitar los efectos del cambio climático, promover las energías renovables, preservar la biodiversidad y mejorar el acceso universal al agua limpia. Desde que se fundó, la Fundación ha destinado más de 990 millones de euros para labores filantrópicas a través de varias importantes organizaciones ambientales.

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Ahora, el príncipe Alberto guía las políticas sostenibles implementadas por su gobierno para que la huella de carbono del Principado sea cero en 2050. Alberto de Mónaco ha sido distinguido por diversas organizaciones de todo el mundo por sus contribuciones y acciones a favor de la protección del medioambiente. El Príncipe, que sido cinco veces olímpico en la categoría de bobsleigh, también es miembro actual del Comité Olímpico Internacional (COI) y presidente de la Comisión de Legado y Sostentabilidad del COI, que integra la planificación de un legado positivo de manera oficial en cada etapa de la candidatura y en la preparación de los Juegos Olímpicos, lo que contribuye a que las ciudades elegidas como sedes generen un valor añadido para las décadas venideras.