¿Por qué no se han divorciado Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover? Ella tiene un motivo de peso

Se casaron el 23 de enero de 1999 en una discreta ceremonia civil y diez años después comenzaron a hacer vidas por separado

Por Lara Fernández

El vínculo entre Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover continúa a día de hoy pese a que hace más de una década decidieron emprender caminos por separado. La hermana de Alberto de Mónaco sigue manteniendo el título de Su Alteza Real la princesa de Hannover, y esto es así porque oficialmente continúan casados. Ninguno de los dos ha hecho efectivo su divorcio: tienen una razón de peso por la que no han querido dar ese importante paso veintiún años después de haberse jurado amor eterno.

El principio de la crisis entre Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover

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La revista alemana Bunte ha desgranado el motivo por el que ese divorcio definitivo no llegará, aunque la pareja lleve once años separada. Al parecer, Carolina de Mónaco habría llegado a un pacto con los hijos de Ernesto de Hannover, con los que mantiene una excelente relación -son hermanos de su hija Alejandra- a fin de preservar el patrimonio familiar. Cabe recordar que el titular de la Casa Hannover mantiene un tenso enfrentamiento con su hijo mayor, Ernst August de Hannover, por algunas de las propiedades que han pertenecido a la dinastía durante más de 150 años. 

El hijo mayor de Ernesto de Hannover habla por primera vez de la guerra que mantiene con su padre

Por si eso fuera poco, Carolina de Mónaco, en su decisión de ayudar a la familia a proteger el legado, también teme que su todavía marido contraiga matrimonio con su pareja, Maria Madalena Bensaude, y tenga descendencia, lo que podría hacer peligrar dicho patrimonio. Fue en abril de 2018 cuando el jefe de la Casa Hannover presentó a su novia y lo hizo acudiendo al enlace de su hijo Christian con Alessandra de Osma acompañado por ella, una atractiva condesa de cabello oscuro.

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Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco se casaron el 23 de enero de 1999, día del cumpleaños de ella, en una ceremonia civil muy discreta. No era su deseo, pues soñaban con sellar su amor con una gran celebración católica y luterana en una de sus mansiones, pero en aquel momento se vieron obligados -por diversas circunstancias- a renunciar a un enlace por la iglesia. Ese mismo año se convirtieron en padres de su única hija, Alejandra. 

En septiembre de 2009 comenzaron a surgir los rumores sobre una posible ruptura entre ambos. Ese verano, de hecho, cada uno disfrutó de la época estival por su cuenta. Carolina de Mónaco se instaló con su hija en el Principado de Mónaco, donde la escolarizó, mientras que su marido permanecía en el hogar conyugal de Fontainebleu. La separación física era ya un hecho. Dos meses después se produjo la primera aparición de Ernesto de Hannover, que se había ausentado de los actos conmemorativos de la Fiesta Nacional de Mónaco, con un aspecto feliz y relajado. Fue el principio de una nueva etapa que dura hasta la actualidad.

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