Poco a poco, los miembros de la realeza europea están retomando su agenda oficial después de la Navidad, como Alberto y Charlene de Mónaco, que se han desplazado hasta El Vaticano para ser recibidos por el papa Francisco. Los Soberanos iban acompañados de un séquito de seis personas, pero sin sus hijos, los mellizos Jacques y Gabrielle. Aún así, los niños han estado muy presentes durante el encuentro, sobre todo, durante el intercambio de regalos.
Alberto y Charlene de Mónaco han obsequiado al Papa con una copia de la encíclica "Laudato Si" en una edición especial realizada en el Principado. "Creo que la conoce", le ha dicho el Soberano a Francisco. "Me parece que ya la he leído", ha respondido entre risas el Pontífice. También ha bromeado al recibir una cesta de productos alimenticios: "Espero que el queso esté bueno".
Francisco, por su parte, ha regalado a los príncipes de Mónaco la medalla de San Martín de Tours, recordando que es la imagen de la ayuda a los pobres, y un peluche y una muñeca para sus mellizos. "Rezaré especialmente por vuestros hijos", les ha dicho.
Una vez más, Charlene de Mónaco ha acaparado todas las miradas con su belleza y elegancia. La Princesa ha cumplido con el protocolo establecido vistiendo de blanco, el color permitido ante el Pontífice para las princesas y reinas católicas. La única licencia que se ha permitido ha sido pintar sus labios de rojo.
En el encuentro que han mantenido, "se han subrayado las buenas relaciones bilaterales existentes y se ha constatado la aportación histórica de la Iglesia Católica a la vida del Principado", según ha explicado el Vaticano en una nota. También se han tratado "algunas cuestiones de interés común, como la salvaguardia del medioambiente, la ayuda humanitaria y el desarrollo integral de los pueblos" y "diversas problemáticas que interesan a la comunidad internacional como la paz y la seguridad, la acogida de los inmigrantes y la situación general en la región del Mediterráneo y en Oriente Medio".
El soberano monegasco ya había sido recibido en audiencia por el Papa con anterioridad. En 1997 fue recibido por Juan Pablo II en 1997 y por Benedicto XVI en 2005, 2009 y 2013, en ese último año, junto a la princesa Charlene.
