Estefanía de Mónaco y Paulina Ducruet, tan diferentes e iguales a la vez

Infancias atípicas, pasión por la moda, compromiso social o distintas formas de vivir las relaciones sentimentales, madre e hija comparten tantas similitudes como diferencias

Por hola.com

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Paulina Ducruet es una digna sucesora del clan Grimaldi, de eso no cabe duda. La segunda hija que tuvieron Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet ha heredado la elegancia y discreción de su abuela, la princesa Grace, y la devoción por el mundo del circo, una pasión que su abuelo, el príncipe Rainiero, infundió en su familia.

Con su madre Paulina tiene tantas cosas en común como diferencias. Durante su juventud Estefanía de Mónaco -igual que su hermana Carolina- fue una de las princesas más seguidas, ocupó infinidad de portadas e incluso fue apodada como “la princesa rebelde”, por llevar una vida muy diferente a la de las hijas de otros monarcas europeos. Paulina, en cambio, siempre ha sido muy discreta, sus apariciones públicas son contadas y con 20 años solo se le han conocido dos relaciones sentimentales. Sin embargo, madre e hija comparten una infancia atípica, el compromiso social y la predilección por el mundo de la moda.

Infancias atípicas

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Hasta el fallecimiento de su madre, Estefanía de Mónaco vivió una infancia poco común -como la de todos aquellos se crían en un Palacio- pero muy feliz. La hija pequeña de los príncipes Rainiero y Grace se convierte rápidamente en el “ojito derecho” de su padre y crece un poco más libre que sus hermanos, ya que ellos tenían la responsabilidad de ser la primogénita, Carolina, y el heredero, Alberto.

Sin embargo, el 14 de septiembre de 1982 su vida se rompe cuando la princesa Grace muere tras sufrir un accidente de tráfico. Estefanía, con 17 años de edad, iba en el coche junto a su madre y es la que vive más de cerca esta terrible perdida. Un dolor que marcaría a la Princesa de por vida y que además se vio acrecentado por unas especulaciones que apuntaban a que era ella la que conducía el coche ese fatídico día. Unos rumores que nunca llegaron a confirmarse.

Quizá dada a la intensa exposición mediática a la que siempre estuvo sometida, Estefanía de Mónaco eligió para sus hijos una infancia totalmente diferente, mucho más íntima, pero también poco común. Cuando Paulina llegó al mundo el 4 de mayo de 1994, su madre y su padre, Daniel Ducruet, ya habían tenido a Louise -dos años antes- y formaban una familia feliz. Hasta que en 1996 unas comprometedoras fotografías de Ducruet provocan el divorcio. La Princesa con el corazón roto abandona la casa familiar junto a sus hijos y se refugia en el palacio junto a Rainiero.

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A los dos años -tras tener a su tercera hija, Camille Gottlieb- “la princesa rebelde” toma la decisión de hacer de su pasión, su modo de vida y se va a vivir al circo. Pauline se integró entonces en la vida circense y se convirtió en una excelente acróbata que hacía espectáculos con elefantes.

Durante esos años, Estefanía vela por que sus hijos no pierdan el contacto con sus padres y crea una familia moderna en la que tanto Ducruet como Gottlieb, el padre de Camille, tienen cabida. Su peculiar infancia bajo una carpa hicieron que hoy en día Paulina sea una abanderada del este espectáculo artístico y que no se pierda ninguna inauguración del Festival Internacional de Circo de Montecarlo. Algo que comparte con su madre y que seguro les trae a la memoria recuerdos del príncipe Rainiero, que fue el gran percusor.

Pasión por la moda
A sus 20 años de edad Paulina estudia moda en París y es una habitual de los mejores front row de la capital francesa. Una afición que tiene de quién heredar puesto que su madre se inició en la industria de la moda desde bien temprano. A diferencia de sus hermanos Carolina y Alberto, Estefanía optó por no ir a la universidad y comenzó a haciendo prácticas en la casa Dior, ocupaba también las primeras filas de los desfiles de moda y con veinte años, decidió debutar con diseñadora de trajes de baño.

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En agosto de 1985 lanzó su colección Beach Wear Pool Position, de la que ella misma era imagen y a la que siguió una colección de ropa deportiva. Los diseños de la princesa tuvieron una excelente acogida en París, Mónaco y Los Ángeles. Sin embargo Estefanía vivía deprisa y pronto tener nuevas experiencias, así que cambió el mundo del moda por el de la música. La Princesa lanzó en 1986 el disco Ouragan, que ocupó el primer puesto de ventas durante cinco meses y con el que obtuvo un gran reconocimiento.

Relaciones sentimentales
Durante sus años de juventud, Estefanía de Mónaco tuvo una vida sentimental muy intensa y fue protagonista de grandes pasiones. Siendo uno de los objetivos de la prensa de los años 80 y 90, muchos de los noviazgos de la Princesa salieron a la luz. Su primer novio conocido -y el que estuvo a su lado en el momento de la trágica muerte de su madre- fue Paul Belmondo, el hijo del famoso actor francés Jean Paul Belmondo. Tras un tiempo de relación, la hija del entonces soberano monegasco se dejó ver en actitud cariñosa con Anthony Delon, el hijo de Alain Delon.

A partir de ahí Estefanía de Mónaco inicia una serie de amores, a veces muy breves, entre los que se encuentran el piloto Stephan Johanson, los actores Cristopher Lamber o Rob Lowe y el productor musical Mario Olivier, con el que la Princesa se iría a vivir a Los Ángeles. Tras un breve compromiso oficial con Jean Yves Lefur, Estefanía encuentra el amor en Daniel Ducruet, uno de sus guardaespaldas, el que se convertiría en el padre de dos de sus tres hijos y con el que se casaría tras conseguir la aprobación de Rainiero en 1995.

Best friends #thanksforyouconcerns #justsoyouknow 👊👫😘 @maximegiaccardi

Una foto publicada por Pauline Ducruet (@paulinedcrt) on Nov 11, 2014 at 4:08 PST

Con respecto a las relaciones sentimentales, y hasta ahora, su hija Paulina ha sido muy diferente. A sus veinte años de edad sólo se le han conocido dos relaciones sentimentales y ambas muy discretas. La primera de ella fue con el guapo futbolista y modelo monegasco Paul-Noel Ettori. Un noviazgo que salió a la luz en la primavera de 2013, cuando fueron captados por las cámaras dando un romántico paseo en París. La segunda relación, con Maxime Giaccardi, acaba de hacerse pública tras la repetida presencia de este chico en las redes sociales de Paulina, en las que figuran cariñosos mensajes entre los dos jóvenes.

Comprometidas con la lucha contra el SIDA
Sin con alguien se ha comprometido Estefanía de Mónaco ha sido con los enfermos del SIDA. La Princesa creó en el año 2004 la fundación Fight Aids Monaco (FAM), una asociación dedicada a la planificación de actividades y recaudación de fondos para combatir el SIDA. Cuando esta organización se creó Paulina era una niña, diez años después ambas se han hecho mayores: la fundación ha conseguido muchos logros y Paulina cada día está más involucrada en ellos. Siempre acompañando a su madre y haciendo gala de un espíritu solidario y benéfico -que recuerda al de su abuela Grace- Paulina está presente en la mayoría de los actos de la fundación y eventos benéficos que se celebran, dejando ver que ella será la sucesora de este importante legado.