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Alberto y Charlene de Mónaco se sienten como en casa en Estados Unidos, debido a los vínculos que el Príncipe mantiene con el país natal de su madre, la princesa Grace. Y a los Obama los aprecian como buenos vecinos. La buena sintonía entre ambos matrimonios volvió a ponerse de manifiesto ayer en un almuerzo celebrado en Nueva York en el que las damas, la princesa Charlene y Michelle Obama, pusieron el toque de sofisticación y glamour.
El siempre elegante negro fue el color de la velada. La Primera Dama estadounidense eligió para esta ocasión un vestido estampado de flores rojas, mientras que la princesa Charlene se decantó por un sobrio conjunto de blusa con transparencias y pantalón pitillo, en representación de la elegancia Grimaldi. Distinción sin alardes.
Esta cita tuvo lugar dentro del marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, que ha reunido a algunas de las Primeras Damas del mundo en el popular barrio afroamericano de Harlem. La Primera Dama de EE. UU., quien durante ese encuentro instó a sus homólogas a seguir trabajando en pro de la educación y resaltó la importancia de tener acceso a una enseñanza de calidad, después compartió junto a su esposo almuerzo con los Príncipes. Sus buenos vecinos de Mónaco.
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