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Por hola.com

Última revisión: 2010-06-06

Cuando un nuevo curso empieza, miles de niños y adolescentes vuelven a las aulas para iniciar o continuar su educación. Son días de ilusión para unos, por el reencuentro con amigos y compañeros, los nuevos libros, los profesores y las nuevas actividades y conocimientos que se esperan aprender; y de que se acaba el descanso y el juego para otros. Y días de ajetreo para padres y educadores que deben organizar la casa y el trabajo para las idas y venidas de los niños.

En este artículo revisaremos algunos aspectos generales referentes a la salud de nuestros hijos a la hora de incorporarse a los colegios, empezando por los más pequeños. Con la cada vez más creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral muchos niños pequeños no pueden ser atendidos en casa y deben acudir a una guardería o escuela infantil. Son niños, desde recién nacidos o de pocos meses, hasta de tres años, edad actualmente fijada para el inicio de la etapa preescolar.

Los primeros días de colegio

Los primeros días de colegio de estos niños son duros. Habituados a la protección y los cuidados de su madre, esta obligada separación es a menudo traumática, y el niño la vive mal, con lloros, tristeza y enfado o extrañeza al ser dejados en la escuela. Afortunadamente, poco a poco el niño va superando esta situación cuando comprueba que en ese sitio nuevo está bien atendido, puede jugar con otros niños y, sobre todo, que pasado un tiempo sus padres vuelven a recogerlo para llevarlo a casa con los suyos. Son escenas que, con frecuencia, enternecen al más duro, pero que aprendemos a soportar y tolerar, ellos y nosotros.

El niño y los padres terminan adaptándose a esta nueva situación con total normalidad. Sólo en escasas ocasiones algunos niños sufren algún tipo de inadaptación, que puede llegar a ser patológica y que requerirá la intervención del equipo psicopedagógico del centro.

Peligros para la salud: primeros años

A estas edades tan tempranas son varios los peligros que pueden acechar a la salud: desde todo tipo de infecciones, tan comunes en esta etapa y que se contagian con tanta facilidad (virus respiratorios e intestinales, enfermedades de la piel y otras menos frecuentes pero más graves, como las temidas meningitis) hasta accidentes con traumatismos y caídas. Afortunadamente, hoy en día muchas infecciones han sido controladas con los programas de vacunaciones y otras son de escasa importancia de las que hay que “pasar” (catarros, diarreas, etc.). Éstas, además, a menudo fortalecen el sistema inmunológico de defensa de sus organismos (no olvidemos que la mayoría de los niños viven “protegidos” en sus casas y no han sido expuestos a gérmenes hasta que llegan a los colegios e interrelacionan con otros niños).

Pocos más problemas de salud van a desarrollar estos pequeños; si acaso, algún accidente por caída, generalmente leve.

Peligros para la salud: de los 3 hasta los 12 años

A partir de los 3-4 años y hasta los 10-12 años, los niños pueden presentar otros problemas que afecten a su salud. Es esta una magnífica etapa para comenzar a inculcar hábitos de vida saludables, tanto en casa como en el colegio y con la estrecha colaboración y supervisión de padres y profesores.

Estamos hablando de la alimentación con una dieta sana, rica y equilibrada (consumo de frutas, verduras, legumbres, pescados, aceite de oliva …) con desayunos energéticos (leche, galletas, pan...) y exentos de grasas de origen animal. La comida del colegio cada día tiene más en cuenta estas recomendaciones de dietistas y expertos en nutrición, aunque al ser servida para muchos comensales no suele resultar tan atractiva como la de casa y muchos niños en los comedores escolares comen poco y mal. La higiene bucal se hace ya necesaria instaurarla como hábito, con el cepillado de dientes tras las comidas y revisiones periódicas en la consulta del pediatra.

Igualmente, es muy recomendable la práctica de ejercicio físico, tanto en el colegio como fuera de él, y padres y educadores deben fomentarla, tanto de entrenamiento como de competición.

Por otra parte, en los últimos años se ha podido comprobar como algunos niños que cargan sobre sus espaldas mochilas muy pesadas pueden desarrollar lesiones (escoliosis o desviación de espalda, dolores crónicos de espalda, etcétera) por lo que actualmente se aconseja usar mochilas reforzadas, pero no sobrecargadas, y con el peso bien distribuido, o bien -cada día tienen más aceptación- las mochilas con ruedas de las que el niño tira como si fuera un carrito de la compra. Parece que esta última opción es la más recomendada en la actualidad por los expertos.

Hablamos, en definitiva, de crear en los niños hábitos y rutinas para afrontar el curso con disciplina y orden. Son tiempos de limitar el consumo de televisión entre semana; tiempos de establecer horarios para estudiar y para jugar; y tiempos de retirarse pronto a dormir para levantarse al día siguiente descansados.

Políticas públicas

Desde hace ya algunos años, las autoridades sanitarias han puesto en marcha el llamado Informe de Salud Escolar, que un pediatra o médico de familia debe cumplimentar al inicio de cada etapa escolar y en el que se recogen aspectos como el peso y la talla, el estado de vacunación del niño según el calendario vacunal oficial vigente. Asímismo, dicho informe contempla el desarrollo psicomotor, el examen del aparato cardiocirculatorio, del respiratorio, del locomotor, de la visión, de la audición, una exploración bucodental, intolerancia o alergia a medicamentos y otros problemas de salud.

De esta forma podemos tener una idea cabal del estado de salud del niño antes de comenzar el curso, lo que no es óbice para que los niños sean evaluados por su pediatra cuando presenten algún otro problema relacionado con su salud.

Los adolescentes

Mención aparte merecen los adolescentes. En esta etapa profundizaremos en el desarrollo y mantenimiento de los hábitos de vida saludables referentes a la dieta y al ejercicio físico, e iniciaremos las medidas preventivas para que el chico o la chica no comience a fumar ni a consumir otras drogas legales o ilegales (alcohol, pegamentos, marihuana, cocaína, heroína...). Especial atención habrá que prestar a los trastornos en el comportamiento con la alimentación para evitar o detectar precozmente la aparición de anorexia o bulimia nerviosas.

Suele ser esta una etapa caracterizada por la rebeldía y la aparición de problemas más en la esfera psicológica y de comportamiento que en la física (los adolescentes presentan escasos problemas físicos de salud si exceptuamos las infecciones y los traumatismos). Al igual que a los otros niños, a los adolescentes también se les pide el informe de salud escolar con el que podremos detectar los problemas de salud antes mencionados.

En definitiva, seguir algunas pautas de conducta elementales, como las aquí descritas, debe ayudar a evitar los posibles problemas de niños y jóvenes en el inicio del curso.

Dr. Salvador Pertusa Martínez, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria