Enfrenta su futuro judicial como ciudadano privado

La decisión del príncipe Andrés tras ser despojado de sus títulos militares

Recordamos todo lo que ha ocurrido desde el verano de 2019 y que ha llevado al duque de York a perder sus honores y ser apartado definitivamente de la vida pública

por L.F.S.
Príncipe Andrés

El duque de York ha dado un nuevo paso hacia atrás en lo que se refiere a su presencia institucional. Ya hace más de dos años que él mismo decidió retirarse de la vida pública para que la polémica en torno a su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, que apareció muerto en su celda de Nueva York mientras esperaba su condena por delitos de tráfico sexual de menores, no afectara a la Monarquía. Ahora ha sido su madre, la Reina, la que ha cerrado la puerta a un hipotético regreso, con un comunicado en el que no solo le retiraba sus títulos militares y patronazgos reales, sino que aseguraba que no volvería a representar a la Corona y que defenderá su causa judicial como un ciudadano privado. Ante este escenario, el príncipe Andrés ha cerrado la única ventana al público que mantenía abierta: la de sus redes sociales. 

¿Qué significa el comunicado de Isabel II y cómo afectará al futuro del príncipe Andrés?

Su cuenta oficial en Instagram comenzaba con las siglas de Su Alteza Real, tratamiento que le ha sido retirado, y, aunque por el momento no ha cambiado su nombre de usuario sí ha privatizado su perfil, de manera que solo quién él acepte podrá tener acceso al contenido. Contenido que, por cierto, no actualizaba desde 2019, cuando publicó el comunicado en el que expresaba su decisión de dejar sus obligaciones reales. Por otro lado, su cuenta de Twitter ya no aparece en la aplicación de microblogging. Habrá que esperar para comprobar si su intención es permanecer al margen del mundo digital, al menos de forma pública, o es solo un proceso transitorio hasta encontrar otro encaje en las redes, ya como ciudadano privado, la expresión que utilizó Isabel II para hacer referencia a su condición ante el incierto futuro que tiene por delante. 

La gota que colmó el vaso

Lo que precipitó los acontecimientos en Buckingham fue la decisión de un tribunal de Nueva York de no archivar la denuncia que interpuso contra él Virginia Giuffre, que le acusa de abusar de ella cuando era menor de edad. Esto implica que, en caso de que no haya un acuerdo entre las partes, el Príncipe tendrá que ir a juicio a defender su inocencia y lo hará a título particular y sin contar con el respaldo jurídico de la familia real. Era el desenlace que el duque de York siempre quiso evitar, desde que estallase la polémica en verano de 2019 cuando salieron a la luz unas fotografías suyas saliendo del apartamento neoyorkino de Jeffrey Epstein. Sus intentos por relativizar su relación con el financiero fallecido y mostrar su disposición a colaborar con la Justicia se toparon con el testimonio de Virginia. Le acusa de abusar de ella en la casa de la socialité Ghislaine Maxwell en Londres y en las propiedades de Jeffrey Epstein en Nueva York y en Little St James, su isla privada del Caribe, cuando ella contaba con 17 años. 

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Fue entonces cuando el hijo de Isabel II decidió dar la cara en la televisión pública y conceder una entrevista para zanjar las especulaciones. Nada salió como esperaba. Lejos de salir airoso de las incisivas preguntas de la periodista de la BBC Emily Maitlis, se mostró incómodo y sus respuestas no convencieron a la opinión pública, lo que le llevó a retirarse de sus funciones. A pesar de su paso al lado, el escándalo crecía por momentos o, más bien, iba y venía como el Guadiana, y mientras tanto, el príncipe Andrés parecía arropado por su familia, tanto por su exmujer Sarah Ferguson y sus hijas, como por la Reina, con la que se mostraba en público asiduamente, ya sea para acompañarla a misa o para montar a caballo junto a ella. 

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Había prometido colaboración con la Justicia, pero en los meses siguientes a su retirada de la vida pública, el FBI y la Fiscalía de Nueva York le acusaron de exactamente lo contrario. Era el comienzo de un tira y afloja entre el duque de York y la Justicia estadounidense. En octubre Scotland Yard abandonaba la investigación del caso, pero la demanda civil interpuesta contra él por Virginia Giuffre seguía su curso al otro lado del Atlántico y los intentos de su equipo legal por frenarla fueron en vano. Sus cartas parecía cada vez peores, en especial después de que Ghislaine Maxwell, mano derecha de Epstein fuese declarada culpable, y, finalmente, su recurso contra la denuncia por considerarla "infundada, inviable y potencialmente ilegal" acabó desestimado. La causa sigue adelante y podría llevarle a ser el primer miembro de la familia real británica en sentarse en el banquillo de los acusados. 

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