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Han tenido que pasar nueve años para que volvamos a ver a un cuarteto de excepción dentro del clan Windsor. No, no se trata del Fab four, el grupo de los 'cuatro fantásticos' formado por los duques de Sussex y los de Cambridge, sino de otro equipo que también forma parte de la Casa Real británica y que este martes volvía a reunirse, algo que no sucedía desde el año 2011. Las dos parejas que protagonizaban unas imágenes divertidas a la par que cargadas de significado eran las formadas por el príncipe Carlos de Inglaterra, la duquesa de Cornualles, el príncipe Guillermo y su esposa.
Y es que los duques de Cambridge, el príncipe de Gales y su esposa no se reunían en un acto oficial desde entonces. De ahí que el compromiso con el que cumplieron este martes se tornara más relevante todavía. Los cuatro visitaron un centro de rehabilitación médica de militares en Loughborough y lo hicieron apenas unas horas después de que un nuevo revés azotara las paredes del Palacio de Buckingham en forma de anuncio de divorcio: el de Peter y Autumn Phillips después de doce años de matrimonio y dos hijas en común, Savannah e Isla.
Carlos de Inglaterra, su mujer, su hijo mayor y su nuera pusieron de este modo al mal tiempo buena cara, hasta el punto de que se dejaron ver bromeando y compartiendo risas y conversaciones con algunos de los pacientes del centro. El duque de Cambridge, incluso, se atrevió a probar suerte con el baloncesto en silla de ruedas, ante la atenta mirada de su esposa. En un momento dado del partido, el príncipe de Gales ayudó a su hijo a manejarse sobre la pista, empujándole la silla para que el duque pudiera obtener una mejor puntuación al encestar el balón.
Tras varios intentos fallidos al lanzar, finalmente el príncipe Guillermo conseguía anotar una canasta y padre e hijo lo festejaban con los brazos en alto mientras el resto de personas aplaudían divertidas. "No pensé que quisiera subirse a la silla, pero lo alenté a que lo intentara y aceptó. Es un buen deportista. Dijo que quería probar, ver cómo era, la dificultar que entrañaba", explicó el comandante Les Richardson, que fue el que le prestó al duque de Cambridge la silla de ruedas. El militar se fracturó el tobillo en un accidente de escalada y ha sido sometido a varias operaciones quirúrgicas.
Las dos parejas recorrieron entonces las instalaciones del centro y charlaron durante unos minutos tanto con el personal que atiende a los heridos como con estos. La duquesa de Cambridge, que eligió para la ocasión una chaqueta de inspiración militar de Alexander McQueen -en claro homenaje al diseñador, de cuya muerte se cumplen diez años justo este martes-, se interesó especialmente por la atención a la salud mental que se prestaba en el lugar. No es de extrañar, teniendo en cuenta que tanto ella como su marido están muy concienciados con este tema y siempre han apoyado todo tipo de causas a favor de la salud mental.
Tras la visita, los cuatro se separaron y el príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles se dirigieron a Leicester, donde visitaron el centro de la ciudad y se reunieron tanto con vendedores ambulantes en un mercado como con los miembros de una organización benéfica local de mujeres. Además, pudieron asistir a una actuación de escolares con la que conmemoraban la diversidad de la ciudad y descubrieron una placa en recuerdo de este día. Más tarde, el duque de Cambridge acudió a una recepción en el marco de su labor como patrono del centro de rehabilitación de defensa, mientras que su esposa visitó el hospital general de Leicester.
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