Desde que llegaron a Pakistán, los duques de Cambridge han seguido los pasos de Diana de Gales y la han recordado constantemente. En cada acto, en cada gesto y con cada estilismo, el tributo a la princesa ha estado muy presente. La duquesa ha lucido looks de clara inspiración pakistaní, tal y como hizo en su día su suegra. Esta, por su parte, ya visitó el país varias veces durante la década de los años 90 -la última apenas unos meses antes de fallecer, en 1997- y siempre apostó por conjuntos y prendas tradicionales, incluido el típico sombrero blanco con pluma de pavo real.
El nuevo acierto de la duquesa con guiño a Diana en Pakistán
El recuerdo a la madre del duque ha sido una constante a lo largo de todo el viaje. Cuando el matrimonio visitó el Islamabad Model College, una escuela para chicas, hace un par de días, muchas de las escolares confesaron ser "grandes admiradoras" de Diana de Gales. "¿En serio? Oh, eso es muy dulce de tu parte. Yo también era un gran admirador de mi madre. Vino aquí tres veces. Yo era muy pequeño", fue la respuesta del príncipe Guillermo. El recuerdo de la princesa también llegó cuando el duque de Cambridge se encontró con el primer ministro pakistaní, Imram Khan, al que conoció siendo solo un niño y al que le unía una estrecha relación con su progenitora. No en vano contrajo matrimonio con una de las mejores amigas de Diana.
Este jueves, los duques volvían a dejar claro que en este viaje han querido seguir la senda de la recordada princesa. El matrimonio visitó el Shaukat Khanum Memorial Cancer hospital, situado en la amurallada ciudad oriental de Lahore, y que fue precisamente ideado por Imran Khan. Es el mismo centro oncológico al que acudió Diana de Gales en el año 1996. En concreto, el príncipe Guillermo y su esposa visitaron a varios niños que está ingresados aquí y pasaron algo de tiempo con ellos, para que por unos minutos se olvidaran de los duros tratamientos a los que se están sometiendo.
Uno de los momentos más entrañables llegó cuando el matrimonio saludó a Wafia Rehmani, quien a sus siete años quiso organizar una fiesta del té e invitó a los duques a unirse a ella. Con una tiara sobre la cabeza, el niño charló durante unos minutos con la pareja e incluso le comunicó sus ganas de convertirse en médico en un futuro. La duquesa de Cambridge no quiso ser menos y, ni corta ni perezosa, decidió coronarse con una tiara similar a la que lucía el pequeño. Algún día esa pieza será, a buen seguro, real y auténtica, dado que el príncipe Guillermo ocupa la segunda posición en la línea de sucesión al trono británico, por detrás de su padre, el príncipe de Gales. La tierna imagen de los duques recordó a la que en otro tiempo protagonizó la propia Diana de Gales, cuando también visitó, abrazó y consoló a algunos de los niños enfermos del hospital.
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