Los duques de Sussex han empezado el otoño de manera imparable. Tras su visita en Roma de este fin de semana para acudir a la boda de la diseñadora Misha Nonoo, íntima de Meghan Markle y del príncipe Harry, este lunes por la mañana han aterrizado en Ciudad del Cabo con su hijo, Archie Harrison, que nació el pasado 6 de mayo, para iniciar un viaje histórico de nueve días por varios países africanos. Este tour supone el primer gran debut internacional del pequeño Windsor. El hijo de Carlos de Inglaterra ha decidido que su hijo les acompañe porque África se ha convertido “en las dos últimas décadas en mi segundo hogar”. Fue allí donde Diana de Gales comenzó una campaña contra las minas antipersona, un legado que él ha continuado, y fue allí, bajo el cielo estrellado de Botsuana, donde Harry y Meghan comenzaron su historia de amor.
La familia Sussex aterrizó en Ciudad del Cabo en un vuelo nocturno de British Airways procedente de Londres, según informa la prensa británica. Momento que nos ha servido para ver al Príncipe, a Meghan y a Archie. El bebé, que ya va camino de los cinco meses, lució un simpático gorrito de lana con una borla y estuvo en todo momento en brazos de su madre.
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En la primera etapa de su visita africana, los Duques han decidido dejar a su hijo con la niñera, mientras que ellos han acudido a la localidad de Nyanga. Allí, Harry y Meghan, que se ha decantado por un vestido estampado negro y blanco de la firma malauí Mayamiko, fueron recibidos por varios niños y un grupo de música y danza tradicional. A su llegada se mostraron muy cercanos y cariñosos con los niños que les esperaban en su visita a la Mesa de la Justicia, en el que ha sido su primer baño de multitudes en su gira. Muy animdos, no dudaron en bailar al son de la música y darse adorables abrazos con los miembros más pequeños del comité de bienvenida.
Esta organización, que enseña a lo más pequeños sobre sus derechos, a tener conciencia de sí mismos y de su seguridad, ofrece clases de defensa personal y captación para el empoderamiento femenino de las niñas. La Mesa de la Justicia es una ONG perteneciente a la Queen’s Commonwealth Trust, de la que Harry y Meghan son presidente y vicepresidenta, respectivamente. Hasta la fecha, esta organización ha ayudado directamente a más de 35.000 personas, escuelas y comunidades. En Nyanga, el Príncipe y Meghan hicieron un recorrido por el lugar para conocer de primera mano el programa de Empoderamiento de las Niñas de Mbokodo. Bajo el lema “cuando golpeas una mujer, golpeas una roca”, los Duques mantuvieron un encuentro con este colectivo.
Como colofón a un acto para el recuerdo, tanto el Príncipe como Meghan dirigieron unas palabras a los presentes. "Como miembro de la Familia Real quiero que sepáis que estoy aquí como madre, como esposa, como mujer de color y como vuetra hermana", declaró la Duquesa haciendo referencia a su origen birracial. Unas palabras que provocaron una gran ovación entre el público, mayoritariamente femenino.
Otro de los momentos de la jornada que emocionó a los Duques fue el momento en el que Harry y Meghan recibieron un 'reaglo' muy especial. Desde la Mesa de la Justicia han reabautizado a Archie con el nombre de Ntsika, que significa pilar de fuerza, en Xhosa, una de las once legnuas oficiales de Sudáfrica.
Ya por la tarde, Harry y Meghan visitarán el Museo del Distrito 6, una antigua zona residencial del centro de Ciudad del Cabo donde vivían esclavos, artesanos y comerciantes y donde durante más de cien años convivieron distintas culturas. En 1966 el Gobierno declaró esta área como una zona solo de blancos y más de 60.000 vecinos fueron expulsados por la fuerza y reubicados en el municipio de Cape Flats. En el museo serán recibidos por su directora Bonita Bennett, quien les guiará en un recorrido por las exposiciones sobre la vida antes y después del apartheid.
El último compromiso de los Sussex en su primer, y agitado día por Sudáfrica, les llevar al Centro de Retorno al Hogar del distrito 6 donde serán recibidos por un pequeño grupo de residentes. Un lugar que fue construido para proporcionar un lugar de reunión y recuerdo a los antiguos expulsados. Allí prepararán una comida con los usuarios del centro para después degustarla.
