Meghan Markle y el príncipe Harry han cancelado el contrato de alquiler de su residencia en la región de Costwold, una casa del siglo XVIII en una zona de impresionantes parajes naturales en Oxfordshire donde acudían a desconectar de sus obligaciones diarias muchos fines de semana. Aunque el año pasado firmaron un contrato de arrendamiento de dos años, la pareja ha decidido darlo por terminado este mes de marzo, según informa el diario británico Daily Mail. Para entonces, estará cerca tanto la llegada del bebé Real como su mudanza del Palacio de Kensington a Frogmore Cottage.
Rodeado de impresionantes paisajes y lugares con mucho encanto, su hogar campestre tiene cuatro dormitorios, además de un gran comedor, una zona de estar al aire libre, dos cocinas y una casa anexa que cuenta con dos habitaciones para invitados o personal, tal y como reveló recientemente The Sun. Durante este tiempo, los Duques han realizado varias escapadas y en algunas de ellas les han acompañado familiares, como la madre de la exactriz Doria Ragland, y muchos amigos, entre ellos George y Amal Clooney, la tenista Serena Williams y su marido, Alexis Ohanian, o los recién casados Priyanka Chopra y Nick Jonas.
Se desconocen las razones por las que los duques de Sussex renuncian a su refugio en el campo, pero el hecho de que coincida con el fin de las obras de reforma de su nueva residencia permanente en los terrenos de Windsor apunta a que el matrimonio quiere dedicarse enteramente a su nuevo hogar. No obstante, su oficina seguirá estando en el Palacio de Kensington, al igual que la de los duques de Cambridge.
La residencia de Frogmore Cottage se encuentra en unos terrenos que la reina Isabel II de Inglaterra les ha cedido. Este lugar tiene un gran valor sentimental y enorme significado para la pareja. Fue en esta finca donde se celebró la recepción posterior a su boda y en la que se realizaron las fotografías oficiales de su compromiso. Ahora Frogmore Cottage está siendo sometido a una renovación para acondicionar el edificio a las necesidades de sus nuevos inquilinos. La nueva vivienda del príncipe Harry y Meghan Markle cuenta con diez habitaciones y una guardería, así como un gimnasio y una sala para yoga.
