El príncipe Guillermo rescata a la víctima de un tiroteo en un verano diferente para los Cambridge

Por hola.com

Este verano es muy diferente para los Duques de Cambridge. Para empezar el príncipe Guillermo está trabajando como piloto de rescate estos meses estivales, de vacaciones para todos, en los que pese a no tener descanso le han reportado grandes satisfacciones. Como miembro de la tripulación del servicio de ambulancias, el futuro Heredero, con sus compañeros, ha ayudado a salvar la vida de un hombre que había recibido un disparo en el estómago. La víctima fue llevada al hospital donde permanece estable, según informó la policía de Suffolk, y tres personas han sido detenidas por intento de asesinato. Como padre, está disfrutando de los primeros meses de vida de su princesa.

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Lo que parecía que iba ser un estío tranquilo, está resultando ser muy intenso. No por el exótico, recóndito o atractivo destino, que probablemente ni salgan del país ni de su residencia de campo estival de Anmer Hall en el condado de Norfolk, sino por su nuevo y vocacional empleo y, especialmente, por su nueva y deseada paternidad.

Apenas han pasado tres meses del parto y la princesa Charlotte es todavía demasiado pequeña para viajar, por lo que es de suponer que los Duques no harán ningún desplazamiento demasiado largo y que renunciarán, por ejemplo, a paradisiacas vacaciones en la pequeña isla de Mustique, bañada por el mar Caribe, que ha sido testigo de grandes momentos en la vida del príncipe Guillermo, la duquesa Catherine y el príncipe George, así como también a turísticas vacaciones en Ibiza o en la Provenza francesa, tal y como hicieran en su día con el príncipe George.

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El hijo mayor de los Duques de Cambridge nació el 22 de julio de 2013 y asimismo tuvo que esperar unos cuantos meses antes de acompañar por primera vez a sus padres en su asueto a su retiro favorito en Mustique. Experimentó sus primeros chapuzones en las aguas cristalinas de su mar y sus primeros juegos en la arena fina de su playa con seis meses. Si son fieles a la tradición y regresan a la isla el próximo mes de enero para celebrar los cumpleaños de la Duquesa y de Carole Middleton, la princesa Charlotte tendrá ocho meses en sus primeras vacaciones en este paraíso.

Pero al príncipe George, que está en la edad en la que más se goza el verano, no le falta diversión ni playa. Su abuela Carole se ha encargado durante estos meses tan ocupados para los Duques de Cambridge de liberar a los padres y de que el pequeño se lo pase en grande. Abuela y nieto han pasado algunas jornadas en la playa de Norfolk -incluido el día de su cumpleaños antes de la gran fiesta- en las que han saludado a las olas a la orilla del mar, han sumergido los pies en la arena mojada y han hecho una gran excavación -nos imaginamos que para alzar un castillo de altura, digno de su rango.



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Y es que, como en casa, en ningún sitio los Duques van a disfrutar mejor de su recién ampliada familia. No van a encontrar un hotel más cómodo ni lujoso que su residencia de descanso estival, que este año luce como nueva, puesto que el año pasado se acometieron mejoras en esta mansión de principios del siglo XIX, que la reina Isabel regaló a su nieto, el príncipe Guillermo, y en donde la familia reside desde el nacimiento de la princesa Charlotte.

Las obras, además de buscar la modernización de las estructuras y el mobiliario, se enfocaron en dotar a la residencia real de mayor privacidad. Entre otras reformas se desvió el acceso al edificio en coche, se construyó un jardín interior con techo de cristal y se reubicó la piscina en un lugar más discreto, donde estos días el príncipe George nada como un verdadero delfín, mientras la pequeña dará sus primeras patadas y salpicaduras. La pareja, que planea también la construcción de una nueva pista de tenis, plantó infinidad de árboles y arbustos en los alrededores de la casa en aras a aumentar esa privacidad para dificultar la visión desde el exterior.