Carlos, el Príncipe de Gales, cumple hoy 66 años y lo hace engordando el récord de ser el sucesor que más tiempo ha estado a la espera de convertirse en Rey. Carlos es el primero en la línea de sucesión de la Corona británica desde 1952 cuando su madre, la reina Isabel II, ascendió al trono. Se ha pasado toda la vida esperando para ser Carlos III.
Desde su nacimiento en 1948, el príncipe Carlos ha estado expuesto a la mirada pública y ha pasado por numerosas etapas vitales. Ha sido deseado, admirado, criticado e incluso odiado según el momento. Los británicos han visto cómo aquel niño tímido que recibió el título de Príncipe de Gales a los 10 años se convertía en un excelente graduado en Arqueología, Antropología e Historia y en un aguerrido militar en la Fuerza Aérea y la Armada. Han visto la evolución de un joven al que le encantaba la vida de soltero y que se mostraba diestro en lides amorosas a un caballero comprometido con la defensa medioambiental y el patrimonio histórico nacional que ha dedicado la mayor parte de su tiempo a las doscientas organizaciones de carácter educativo, científico, artístico o social que preside.
La biografía del Príncipe de Gales estuvo a punto de ser completamente otra a la que conocemos si hubiera llegado a casarse con María Astrid de Luxemburgo, una Princesa perfecta del siglo XX, bella, bien educada, inteligente, una mujer que reunía todos los requisitos para ser la futura Reina de Inglaterra. Así lo consideró Isabel II y así lo convinieron las dos familias allá por 1976. Pero el catolicismo practicado por la Princesa, a lo que no quería renunciar, hizo inviable el matrimonio.
Al fallar la candidata adecuada, el destino puso en el camino del Heredero a una representante de la añeja aristocracia inglesa y lo que pasó después de la boda con Lady Diana Spencer es ya una historia mundialmente conocida.
Al cumplir los 66, el príncipe Carlos vive sus años más felices al lado de Camilla Parker, el gran amor de su vida, y es un entregado y orgulloso abuelo que espera la llegada de su segundo nieto o nieta. Lejos quedan los años oscuros de su separación de Diana y del fallecimiento de la princesa del pueblo cuando fue señalado por la mayoría de los británicos como el culpable de que el cuento se tornara en tragedia. Superada esa desafección de su pueblo, el Príncipe también ha tenido que encajar críticas e incluso mofas por su desmedida pasión por la naturaleza: que si el Heredero habla con las flores, que si abraza a los árboles, que si piensa que el cáncer se puede curar con el jugo de la ortiga… Pero otros muchos destacan la gran labor que está llevando a cabo en la difusión de la defensa medioambiental, de los cultivos ecológicos, de las energías renovables y del desarrollo sostenible.
No es por ello de extrañar que el príncipe Carlos aproveche de nuevo su cumpleaños para escribir por segundo año consecutivo un artículo en la revista Country Life (Vida Campestre), que él mismo edita y dirige. En el texto defiende la importancia de preservar el campo, las zonas rurales, destaca sus beneficios y advierte de la pérdida de contacto de las nuevas generaciones con el mundo rural y agrícola. “Estoy convencido de que nuestros hijos y nuestros nietos vivirán en un mundo mucho más estresante y agobiante que el nuestro. Su necesidad de refugiarse en la paz y la belleza del campo no será menor que la nuestra. Es nuestra tarea conseguir que ello sea posible”.
La reina Isabel sigue gozando de buena salud. Y no parece probable que se anime a abdicar siguiendo la estela de otros colegas europeos. El príncipe Carlos tendrá que seguir esperando su momento. Varias generaciones le han conocido siempre como Príncipe, pocos se le imaginan con la corona y el cetro como Carlos III, muchos ya le ven sólo como el abuelo del príncipe George. Así se escribe la historia de la Monarquía Británica.
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