La Reina de Inglaterra: desayuna copos de maiz o gachas de avena, yogurt natural, fruta y tostadas con una ligera capa de mermelada. Toma habitualmente tea Earl Gray. A menudo alimenta a escondidas a sus corgis (sus perros), que esperan paciente bajo la mesa, los pequeños pedazos de las tostada que la soberana deja caer a sus pies. Cuenta el ‘espía’ que servir café a [Isabel II de Inglaterra] implica todo un ceremonial: una doncella vierte el café de la cafetera a una jarra de plata. Ésta es llevada por un sirviente durante 20 metros para dársela en mano al paje del vestíbulo, quien lleva la jarra 7 metros más allá, donde espera un nuevo paje, que será encargado de llevar finalmente su café a la Reina. Un ceremonial que contrasta con el tazón de plástico que usa para sus cereales todas la mañanas -a pesar de las cientos de vajillas que se guardan cuidosamente en el palacio- y con el envase de plástico del que sus sirvientes no sacan el yogurt que diariamente toma por las mañana por deseo expreso de la soberana.
El Duque de Edimburgo: toma un desayuno de estilo inglés. Sobre su mesa no faltan una pequeña radio a pilas y los principales diarios de tirada nacional, sobre la pila de periódicos siempre el Racing Post. En su carrito de desayuno nunca faltan pastelillos de avena junto a un tarro de miel.
Ana de Inglaterra: en su cesta de frutas siempre hay un plátano bien maduro y varios kiwis, una de sus frutas favoritas. Su habitación, a la que ningún hombre del servicio puede entrar, es descrita por sus asistentes como ‘un gran barullo lleno de libros, revistas y objetos decorativos en todas y cada uno de los muebles de su alcoba’. La Princesa tiene fama de quisquillosa y cortante en su trato con el servicio.
El príncipe Andrés de Inglaterra: pide que le levanten todos los días a las 7.30 de la mañana. Sus ayudantes de cámara no deben descorrer las cortinas de su habitación antes de darle una taza de porcelana china colmada de té. Cuentan sus criados que no tiene buenos despertares y que algunos días incluso maldice a quienes vienen a levantarle. En su habitación llama la atención su almohada sobre la que está bordada la frase: ‘Eat, sleep and remarry’ (‘Come, duerme y vuélvete a casar’); su mesilla, plagada de retratos de él y ex mujer; y el letrero de la puerta que sigue diciendo: ‘Duque y Duquesa de York’ -el mismo que estaba cuando compartía su alcoba con la ya hoy su ex mujer, Sarah Ferguson-. Dicen que el Duque de York comenta a sus criados que no lo cambia ‘para ahorrar’. Al igual que su hermano, Eduardo, posee una amplia colección de peluches entre los que destacan un hipopótamo de gran tamaño de color verde y un conejo vestido de azul.
Los Condes de Wessex: tienen seis ositos de peluche sobre su cama y uno de gran tamaño a los pies del lecho. En el baño un cuadro con un dibujo de la Reina asistiendo a una audiencia con pingüinos en los aposentos reales con un bocadillo que dice: ‘Todos de acuerdo. Archivaré la queja’, y un muñeco verde sumergible que dicen usan cuando se dan un baño. Sophie Rhys-Jones, que es calificada por la mayoría de sus asistentes como ‘encantadora’, toma el desayuno en su habitación todos los días entre las 7.30 y las 8.10 de la mañana.
