Máxima de Holanda, 'reina de corazones' en Nueva Zelanda

Comienzan una visita de Estado en el país oceánico después de pasar la semana pasada en Australia

Por hola.com

Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda siguen de gira por las antípodas. Han comenzado hoy lunes una visita de Estado a Nueva Zelanda, después de pasar la semana pasada en Australia, donde tiñeron de Orange cada rincón y dejaron un pedacito de (encanto, simpatía y glamour máximos) en cada parada. Los soberanos, que viajan acompañados del ministro de asuntos económicos Henk Kamp, llegaron a la capital neozelandesa de Wellington el pasado viernes desde la ciudad australiana de Brisbane, pero su programa oficial no comenzaba hasta hoy, por lo que es probable que hayan aprovechado estos días del fin de semana para hacer turismo como en otros de sus viajes.

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Nueva Zelanda no es tierra extraña para Guillermo y Máxima de Holanda. No sólo no es la primera vez que los Reyes holandeses pisan suelo neozelandés, sino que de allí guardan algunos de sus más gratos recuerdos de su luna de miel, sin olvidar otra visita oficial al país oceánico en 2006. También las buenas relaciones entre ambos países vienen de lejos. El viaje de ahora tiene como objetivo fortalecer los lazos económicos y culturales de los Países Bajos y Nueva Zelanda, los cuales se remontan a hace 375 años. En Nueva Zelanda habita además una importante colonia de holandeses (unos 40.000 según los censos oficiales) emigrados en su mayoría en los años cincuenta del pasado siglo.

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El país se ha volcado esta mañana en su recibimiento a sus viejos amigos, los Reyes de Holanda: primero con una recepción oficial en la Casa del Gobierno, residencia oficial de la Gobernadora General, Patsy Reddy, en Wellington, y a continuación con la tradicional ceremonia de bienvenida maorí, por los indígenas de Nueva Zelanda. Después de los protocolarios saludos con el roce de narices, ante la mirada de orgullo de su dama, el rey Guillermo Alejandro se agachó para recoger el rakau tapu, el dardo símbolo de la paz de los maoríes, sin dejar de mirar al guerrero a los ojos, que agitó desafiante su daga, antes de determinar si el visitante venía o no en son de paz. Como broche de oro a su primera jornada fueron obsequiados con una cena de gala en la Casa del Gobierno de Wellington, donde Máxima de Holanda ha desplegado sólo como ella sabe el glamour de una reina de corazones.

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Y su visita sólo acaba de empezar. Está previsto que los soberanos se desplacen también a Christchurch, donde serán testigos de la reconstrucción de esta ciudad, afectada por un grave terremoto en 2011, que costó la vida a 185 personas y destruyó gran parte del centro urbano, antes de concluir su viaje este miércoles en la ciudad de Auckland.