Dicen que la música amansa a las fieras. Acabar con las bestias de la pobreza y del sida en África es precisamente lo que movió a los príncipes Máxima y Guillermo de Holanda a asistir el pasado sábado en el Teatro RAI de Ámsterdam al estreno del musical Mapenzi Tamu, que en swahili significa Dulce amor. La obra, que aborda la lucha atroz de la juventud por escapar de las garras de las deplorables condiciones de vida a las que se enfrentan cada día en el continente negro, está interpretada por 18 chicos que hasta hace poco vivían en las calles de la capital keniana, Nairobi. El espectáculo muestra cómo incluso las más feroces circunstancias -Kenia soporta un gran número de embarazos entre adolescentes y una de las cifras más altas de sida- caen domesticadas ante el amor.
Los príncipes Guillermo y Máxima han colaborado siempre en esta particular doma de la brutal realidad africana y, especialmente, el pasado fin de semana, con esta iniciativa de Amref Flying Doctors, la ONG a favor de la lucha contra el sida de la que el príncipe Guilermo es padrino de honor, que pretende ayudar a millones de niños kenianas. Antes del comienzo de la obra, los Herederos a la corona holandesa pudieron ver un documental sobre la gestación del musical y al término del espectáculo, departieron amigablemente con los jóvenes protagonistas, que se han subido sobre el escenario por una buena causa.
La [princesa Máxima] estaba radiante con un elegante vestido oscuro, que dejaba al descubierto uno de sus hombros. A su lado, su esposo, el príncipe Guillermo, con traje oscuro y corbata naranja (color de la bandera nacional). La pareja forma uno de los matrimonios más queridos de la realeza europea. La pareja se casó el 2 de febrero del 2002 y fruto de su unión tienen tres hijas: la princesa Catalina Amalia, nacida el 7 de diciembre de 2003; la princesa Alexia, el 26 de junio de 2005, y la pequeña Ariana, el 10 de abril de 2007.
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