En un clima bastante más cálido que el de su lejana Holanda y visiblemente felices, los Príncipes de Orange y sus tres hijas, Amalia, Alexia y Arianne, han sido retratados en los jardines de la residencia del embajador holandés en Buenos Aires con motivo de su visita a Argentina, país natal de la princesa Máxima. El príncipe Guillermo, que tuvo que quedarse en Holanda cerrando su agenda oficial, ya ha podido reunirse con su familia.'Estamos muy contentos de estar en Argentina. La última vez que estuvimos aquí fue junto con mi suegra, en visita de Estado', explicó la Princesa.
Unas navidades muy veraniegas Luciendo un veraniego vestido naranja adornado con pedrería en la cintura, la Princesa jugó durante unos minutos con sus hijas. Sus altos tacones no le impidieron improvisar algún pequeño remate a una pelota que había en el jardín. Las pequeñas, con vestiditos de rayas marrones y blancas, protagonizaron tiernas imágenes junto a sus padres.
La princesa Máxima está aprovechando su estancia para visitar a todos sus familiares y amigos -a los que presenta orgullosa a la benjamina de la familia-, así como para hacer algunas compras en los centros comerciales especialmente decorados con motivos navideños.
Por su parte, el príncipe de Orange también aprovechó una conferencia que pronunció Máxima en la misma Embajada de Buenos Aires para intentar hablar un poco de español. Sin embargo, sólo fue capaz de pronunciar unas pocas palabras, dado su escaso dominio del idioma, aunque lo hizo con una gran sonrisa.
En busca de tranquilidad Allí se congregaron un gran número de periodistas, ya que la visita ha centrado la actualidad del país americano. La Princesa, a consecuencia del seguimiento mediático, pidió respeto a los medios de comunicación. 'Queremos tener nuestros momentos de privacidad', reclamó. Y añadió con su acostumbrada sonrisa: 'Para nosotros es muy valioso poder tener un momento con nuestras familias, estar solos y disfrutar de la Argentina como se debe'.
