La princesa Máxima no ha querido despedirse de las vacaciones estivales, sin antes pasar unos días en Argentina, su país natal, para visitar a sus seres queridos -padres, hermanos y amigos- y hacer algunas compras. La Princesa llegó el pasado lunes a Buenos Aires, junto a su hija, la princesa Amalia, de ocho meses, y la niñera de la pequeña. No les acompañaba, en esta ocasión, el príncipe [Guillermo de Holanda], por encontrarse en Atenas cumpliendo con sus compromisos como miembro de honor del Comité Olímpico Internacional, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos.
No obstante, el Príncipe de Orange, que permanecerá en la capital griega hasta el próximo viernes 20 de agosto, tiene planeado unirse a su esposa y a su primogénita dentro de dos semanas y quedarse en Argentina hasta el 6 de septiembre. Una vez reunidos, tienen previsto, al parecer, según la prensa local, viajar a Bariloche o a Salta.
Compras y té Al igual que la que realizara hace unos meses con ocasión de la boda de su mejor amiga argentina, Samantha Deane, la actual visita a Argentina de la [princesa Máxima] con su hija, la princesa Amalia, vuelve a ser "de carácter privado", según ha confirmado Inés Zorreguieta, hermana de la Princesa, al periódico argentino La Nación. Asimismo, el rotativo apunta que la princesa Máxima podría estar alojada en el exclusivo club Los Pingüinos, en Ituzaingó, en lugar de en la residencia del embajador holandés en Argentina ya que "la última vez se sintió asediada por la prensa", según confió una fuente allegada a la Princesa.
Durante su estancia, Máxima no asistirá pues a ningún acto oficial como Princesa de Holanda; aprovechará para ir de compras con su madre, como hiciera ayer en una tienda de antigüedades, y disfrutar de los suyos. De hecho, la princesa Máxima pasó ayer la tarde en casa de unos íntimos amigos tomando el té.
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