Una semana después de que la Casa Real holandesa anunciara la feliz noticia de la próxima maternidad de la princesa Máxima, la futura Reina de Holanda realizó su primer acto público con la inauguración de un puente colgante en la ciudad de Utrecht.
Con una mirada risueña y una radiante sonrisa, reflejo del buen momento que atraviesa, la Princesa, embarazada de tres meses, presidió la inauguración de este puente diseñado por el arquitecto Ben van Berkel -el mismo que construyera el puente de Erasmo en Rótterdam- y erigido en honor al difunto marido de la reina Beatriz, un hombre que se ganó el cariño de sus conciudadanos tal y como ahora está haciendo Máxima. No en vano, la idea de su nombre, Puente del príncipe Claus fue una iniciativa popular de los habitantes de Kanaleneiland (uno de los barrios que se beneficia de su uso, ya que va desde este punto hasta Papendorp, una zona comercial).
El puente, situado en la zona de Utrech conocida como Leidsche Rijn, está sujeto por un poste principal de 92 metros de alta y tiene alrededor de 300 metros de longitud y 35 metros de ancho.
Rodeada de admiradores, la princesa Máxima, que no puede estar mucho tiempo de pie debido a su estado, anudó dos cuerdas como símbolo de unión entre los dos extremos del puente. Era notorio. Aunque vestida complétamente de negro, la Princesa lució durante el acto oficial una leve tripita, seña de su estado de buena esperanza. De un embarazo que, tal y como ella misma relata a sus amigos y familiares a través de un correo electrónico, les pilló por sorpresa (lo que no quiere decir que no hayan recibido la noticia con la mayor de las alegrías). De todas formas cuando ella recibió en casa la confirmación del ginecólogo, su primera reacción fue preguntar "¿Dónde está Alexandre?" para contárselo y cuando lo hizo ambos se fundieron en un gran abrazo.
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