La princesa Máxima: retrato de una 'Reina'

Por hola.com

Como viene sucediendo en todas y en cada una de sus comparecencias públicas, la princesa Máxima volvió a conquistar por la seguridad, el aplomo y la distinción que, sin duda, y cada vez más, la hacen parecer una verdadera Reina. En esta ocasión, ocurrió durante la visita oficial que la Princesa realizó con la Soberana, Beatriz de Holanda, y con su marido, el príncipe Guillermo, a Chile. Un país al que por idioma y cultura se encuentra especialmente unida.

Alfombra roja y vítores
La [Familia Real de Holanda], que fue recibida por la canciller Soledad Alvear en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, inició su visita al país latinoamericano con una ofrenda floral en el Altar a la Patria, el monumento a Bernardo O’Higgins. A continuación, la comitiva real se desplazó hasta la Plaza de la Constitución, donde les esperaban el presidente Ricardo Lagos y su esposa, acompañados por la escolta montada del regimiento de caballería blindada Granaderos y la guardia de Palacio, que rindieron a los invitados reales con todos los honores. No faltaron tampoco ni la alfombra roja ni las innumerables muestras de cariño de los ciudadanos chilenos allí congregados. "¡Esa sí que es una Reina!", decían por Máxima -elegantísima con un traje de color rojo intenso- algunos. Tras la audiencia, tuvo lugar en el salón Rojo la ceremonia de intercambio de regalos y condecoraciones y, posteriormente, el almuerzo privado.

Aclamada por los niños
Por la tarde, la reina Beatriz de Holanda, protegida por fuertes medidas de seguridad, se reunió con el presidente de la Corte Suprema, Mario Garrido Montt, y con el presidente de la Corte de Apelaciones de Santiago, Alfredo Pfeiffer en el Palacio de Tribunales. De nuevo todos juntos, reunieron con el alcalde Joaquín Lavín y los concejales. Tras lo cual, el Príncipe de Orange se dedicó a asuntos políticos, mientras que la reina Beatriz y la princesa Máxima, acompañadas por la primera dama, Luisa Durán, visitaron la Casa de Acogida Santa Clara de Asís, que ayuda a los niños infectados de sida.

Los pequeños, con banderas holandesas en las manos, dedicaron un baile de bienvenida a sus invitadas de honor -una danza típica chilena, cueca- y les obsequiaron con un arreglo floral como agradecimiento del presente que éstas les habían enviado previamente: un proyector de datos. Una vez más, Máxima, que al compartir idioma pudo comunicarse perfectamente con los niños, volvió a ser el centro de atención. Y especialmente el sombrero de ala ancha, que lucía, que entusiasmó a los pequeños.

Por la noche, el presidente Lagos y su esposa, Luisa Durán, ofrecieron una cena en honor a la Familia Real, que permanecerá en Chile hasta el próximo sábado, en el palacio de La Moneda.