Don Felipe y doña Letizia han llegado a Japón a las 4:30 hora local y han sido recibidos en el aeropuerto con salvas. La reina Letizia, que lucía una gabardina en la despedida oficial con honores en España, se cambió de atuendo durante el vuelo: un vestido de cuero negro y una chaqueta bicolor beis y negra. No les esperaba ningún miembro de la Familia Imperial a su llegada porque no es costumbre, ni hay protocolo para ello, pero iniciarán el viaje como es tradición con una ceremonia grandiosa de bienvenida que solo se ve en el Palacio Imperial en dos ocasiones al año (en las dos únicas visitas de Estado que se programan), en la que participará la guardia imperial.
Eso quiere decir que ésta será una de las últimas que encabece Akihito como Emperador de Japón, si bien quedarían unas cuantas más porque la fecha de abdicación que se sigue manejando es para 2019. Todo apunta a que se está instrumentando el deseo de abdicar que el Emperador trasladó en 2016 con la creación de una ley especial -para no tocar la Constitución-, aunque no será pública hasta dentro de unos meses. Entonces se establecerán las fechas.
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Este viaje, que se prolongará hasta el viernes 7 de abril, tiene como objetivo estrechar las relaciones de amistad entre Japón y España, así como potenciar los lazos económicos. Los Reyes viajan acompañados por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis; las secretarias de Estado de Comercio, María Luisa Poncela, y de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela y el alto comisionado del Gobierno para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros. En su último día de estancia en el país, los reyes Felipe y Letizia tomarán con los Emperadores el tren Shinkansen a la ciudad de Shizuoka, para visitar el centro de estudio, concienciación y prevención de catástrofes naturales provocadas por movimientos sísmicos. Después harán un recorrido por el Templo Sengen Jinja, que pondrá fin a la primera visita de Estado asiática del reinado.
