El 19 de junio, fecha estimada para la proclamación del nuevo rey Felipe VI

Por hola.com

Todo apunta a que finalmente será el próximo jueves 19 de junio la proclamación del nuevo rey Felipe VI ante las Cortes Generales. Según han anunciado hoy fuentes oficiales, "muy probablemente" tendrá lugar en esa fecha, un día después de que don Juan Carlos sancione la ley orgánica que recoge su abdicación. Una jornada que coincide con el día del Corpus Christi, festivo en la Comunidad de Madrid y otras comunidades autonomas, lo que facilitará la organización del evento y podrá ser seguida por la mayoría de los españoles.

Ni la Casa del Rey ni el Parlamento han confirmado aún la fecha de esta proclamación y tampoco está confirmado el día en que, previamente, el actual jefe del Estado sancionará la ley orgánica de abdicación en la solemne ceremonia prevista a tal fin en el Palacio Real. De cualquier modo, éste será para don Juan Carlos su último acto oficial como jefe del Estado. Además de pasar a ser automáticamente nuevo Rey, el acto de sanción por parte de don Juan Carlos comportará que don Felipe reemplazará a su padre como capitán general de los ejércitos, en su calidad de jefe supremo de las Fuerzas Armadas.


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Fuentes de la Casa del Rey han explicado esta mañana que, una vez que el Congreso ha decidido que discutirá la ley orgánica el próximo día 11 de junio. Además, se ha confirmado que el Senado tramitará esa ley en un pleno monográfico el 17 de junio, dos días antes del acto solemne de proclamación de Felipe VI. 

Tras ser aprobada por la Cámara Alta, "lo lógico", según las mismas fuentes, es que seguidamente se celebre el acto de sanción en el Palacio Real (sería así el 18) y, al día siguiente, la proclamación en el Congreso de los Diputados, en sesión solemne de ambas cámaras. Tras esta sesión, se celebraría un desfile militar, pero no  una misa tal y como se hizo cuando fue proclamado don Juan Carlos.

La corona y el cetro

El día de la proclamación de Felipe VI se podrán ver la corona de plata sobredorada de aproximadamente un kilogramo y el bastón de mando convertido en cetro y recubierto de una rica filigrana y esmaltes verde azulados, que son las joyas reales que le acompañarán en su proclamación, como lo hicieron con su padre Juan Carlos I. Son los símbolos de la Monarquía por excelencia y el próximo 19 de junio estos atributos reales se convertirán en centro de atención de muchas cámaras que enfocarán al cojín granate bordado en oro que sostendrá ambas piezas durante la ceremonia solemne en el Congreso.

Hay muy pocas oportunidades de poder contemplar con detalle la corona y el cetro de los Reyes de España, que normalmente permanecen en la cámara acorazada del Palacio Real de Madrid, junto con manuscritos, relicarios y joyas especialmente valiosas, como las de la virgen de Atocha.

La corona de plata dorada y terciopelo rojo, que data de los tiempos de Carlos III, se concibió en principio para los funerales de los reyes, y en 1980 fue la última vez que fue exhibida con motivo del traslado a España de los restos de Alfonso XIII para su enterramiento definitivo en El Escorial. De ella sorprende su sencillez y austeridad, lejos de la pompa de otras coronas reales, que suelen ir cuajadas de perlas y joyas preciosas.

En este caso no es así, pero su valor es toda la "carga histórica y simbólica" que la acompaña desde que comenzó a usarse junto al cetro como "juego de proclamación" en el reinado de Isabel II, lo que hace de ella un "objeto único", recalca Álvaro Soler del Campo, jefe del Departamento de Conservación de Patrimonio Nacional.

Se ha utilizado en todas las proclamaciones reales desde entonces, pero de su imagen se ha disfrutado poco aunque también aparece en algún retrato de Isabel II, y es el único ejemplo de corona real en la Historia de la Platería Española. Hecha en Madrid en 1775, su autor fue un platero de Carlos III llamado Fernando Velasco, que dejó su marca grabada en ella, donde puede verse todavía hoy, justo al lado del oso y el madroño y del emblema de la Villa y Corte de Madrid.

Frente a la sobriedad de la corona, el cetro, que se puede fechar en la segunda mitad del siglo XVII, es una rica pieza de 68 centímetros de largo, formado por tres cañones de plata sobredorada y recubiertos con una fina labor de filigrana vegetal, en la que aún quedan restos de esmaltes verdes y azules muy bien conservados. Usado como cetro, no era tal en origen porque en realidad es un bastón de mando, símbolo del Capitán General de los Ejércitos, tal y como se documenta en la Testamentaría de Carlos II.

Este símbolo militar, según el jefe de Conservación de Patrimonio Nacional, "con el tiempo pierde este carácter y por su forma -con un nudo en cristal de roca- pasa a ser considerado como el cetro de la Monarquía española".
El día de la proclamación de Felipe VI, corona y cetro se colocarán en el Congreso de forma idéntica a la que fueron expuestos en 1975 cuando Juan Carlos I fue proclamado Rey de España, y sin que tampoco se celebre ninguna coronación.

Desde la Edad Media al Rey de España se le proclama y la corona no está hecha para ser "ceñida", ha resaltado Soler del Campo, quien subraya que su tamaño "muchísimo mayor de lo normal" se debe precisamente a su "carácter ceremonial", no para que el Rey sea coronado sino para exhibir dicho símbolo en su proclamación.