El Palacio Real vuelve a vestirse de gala

Los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias, ofrecieron una recepción en el palacio de Oriente al Cuerpo Diplomático acreditado en España

Por hola.com

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El Palacio Real se ha vestido de largo. Sus Majestades los Reyes, acompañados por los Príncipes de Asturias, han ofrecido este mediodía, en el palacio de Oriente de Madrid, la tradicional recepción de principios de año al Cuerpo Diplomático acreditado en España. Un acto en el que se pone de manifiesto el desarrollo de las relaciones diplomáticas y se comparten los proyectos que acaban de iniciarse o que se pondrán próximamente en marcha.

Confidencias, sonrisas y miradas de complicidad
La recepción discurrió entre el ceremonial y las muestras de complicidad de los anfitriones: miradas, sonrisas, comentarios... Durante el besamanos que precedió al discurso de don Juan Carlos, los miembros de la Familia Real española compartieron confidencias y bromas con sus invitados, especialmente con el Presidente del Gobierno, y los Príncipes de Asturias se prodigaron continuas miradas de complicidad como acostumbran, por otra parte, en la mayoría de sus actos oficiales. La ceremonia de hoy ha seguido el protocolo simplificado que se inauguró hace un año, de modo que los Reyes y los Príncipes han saludado en la Saleta Gasparini al presidente Rajoy, al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y a sus esposas; a altos cargos de Exteriores, a la Presidencia del Gobierno e Instituto Cervantes y al nuncio del Vaticano, Renzo Fratini, en su calidad de decano del Cuerpo Diplomático.


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La elegancia fue otra de las notas destacadas de la velada. La reina Sofía, siempre impecable, lució para la ocasión un espectacular vestido malva tornasolado con cuerpo bordado de flores y falda vaporosa, un bolso a juego con la parte superior del traje, un abanico y, como joyas más destacadas, un conjunto de pendientes y collar de perlas con colgante de rubí con diamantes y varias pulseras y reloj de oro. La princesa Letizia vistió de estreno la ocasión con un favorecedor vestido en doble crepe de lana verde ópalo, bordado en hilo y cristal al tono en mangas, en laterales de la falda y en bajo de Felipe Varela, que combinó con un sobre de ante a juego con sus zapatos. Como única joya, sus pendientes estrella (se los pone a menudo) de brillantes.
 

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Discurso sin titubeos

Una vez concluido el besamanos, tocó el turno a la palabra. El Rey se reunió con el resto de invitados -unos 250, más que el año pasado- en el Salón del Trono, al que llegó ayudado por una muleta y donde pronunció su discurso de pie ante el atril, tras seguir, sentado, el de Fratini. En su intervención ante representantes diplomáticos de todo el mundo, don Juan Carlos reclamó a los electores que acudan masivamente a las urnas el próximo mayo, porque en esos comicios se elegirá "el Parlamento Europeo con mayor poder de su historia" y, según ha argumentado, "ahora más que nunca importa alcanzar una amplia participación".

"España quiere acelerar el proceso de integración europea", ha recalcado el Monarca, tras destacar que, en la Unión Europea, "la recuperación aún es débil y desigual" y "subsisten todavía problemas de fondo que habían sido velados por la crisis", ante los que la Unión "no debe encerrarse en sí misma" y debe "completar su red de acuerdos de asociación con otros países del mundo", como Estados Unidos y los socios de Mercosur. Las perspectivas para salir de la crisis han centrado la última parte de su intervención, en el que ha destacado la contribución "muy relevante" del sector exterior a la mejoría del país, puesto que no sólo han crecido las exportaciones y las inversiones en otros mercados, sino que los capitales extranjeros han regresado a España "comprando deuda pública y realizando inversiones directas que crean empleo".


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A diferencia de las dificultades que tuvo para leer algunas frases del discurso del pasado 6 de enero en el mismo escenario, durante la celebración de la Pascua Militar, don Juan Carlos ha leído hoy sin titubeos el texto sobre el mismo atril que entonces, aunque modificado para su comodidad y con una iluminación distinta que no provocaba reflejos en las hojas.