Sus Majestades Reales de Oriente repartieron ilusión, además de miles de caramelos, a todos los niños y niñas que salieron ayer a su encuentro en las cientos de cabalgatas que recorrieron de norte a sur la Península. En Madrid, la ilusión de los más pequeños por ver de cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar frenó la amenazante lluvia, y la cabalgata real pudo transcurrir felizmente.
Quienes disfrutaron al máximo de este mágico desfile fueron Felipe y su hermana Victoria que, como el año pasado, asistieron acompañados por su padre, Jaime de Marichalar. El nieto mayor de los Reyes, puso la nota más simpática de la tarde y, como la mayoría de los niños que estaban a su alrededor, no dudó en poner su paraguas del revés para coger el mayor número de caramelos. Su hermana, algo más tímida, optó por la tradicional bolsa de plástico.
Felipe, que estudia en un internado al sur de Inglaterra, regresó a España el pasado 20 de diciembre para celebrar el cumpleaños de su madre, la Infanta Elena, y disfrutar de las fiestas navideñas junto a su familia. Uno de los días en el que le pudimos ver más feliz fue durante el partido de tenis benéfico entre las dos mejores raquetas del mundo, Roger Federer y Rafa Nadal, al que asistió con todos sus primos, su madre, su abuela, Doña Sofía, y sus tíos, los Príncipes de Asturias y la Infanta Cristina.
Esta es la segunda cabalgata de Reyes que Felipe y Victoria disfrutan junto a su padre. El año pasado, y tras hacerse oficial el divorcio entre la Infanta Elena y Jaime de Marichalar, ya tuvieron que repartirse sus vacaciones escolares. La Nochebuena y la Navidad la pasaron con su madre, con la que también estuvieron unos días en la estación de esquí de Baqueira junto a los Duques de Palma y sus hijos. El año y la llegada de los Reyes lo celebraron con la familia de su padre.
