El marido de Mary de Dinamarca hacía su aparición con su brazo izquierdo en cabestrillo a fin de tenerlo completamente inmovilizado. Eso sí, el príncipe, de 51 años, no perdió la sonrisa en ningún momento y cumplió escrupulosamente con sus obligaciones reales, pese al día lluvioso que amaneció en Aabenraa y, sobre todo, a que hace tan solo unos días de su accidente de esquí en Suiza