Si hubiera que definir estas instantáneas con una sola palabra esa sería, sin duda, amor. Pero amor con mayúsculas, de ese que parece sacado de un cuento de hadas. De ese que se crece ante las adversidades y que cada día se hace más fuerte. De ese que une a dos personas con un proyecto común, que consiguen cumplir su sueño y crear la familia que siempre habían deseado.
Han pasado ya diez años desde que un príncipe azul llamado Federico encontró a su amada Mary y decidieron unir sus destinos pronunciando el 'sí, quiero' ante millones de testigos en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague. Desde entonces, han demostrado que forman un gran equipo y han visto completa su felicidad junto a sus cuatro hijos, Christian, Isabella y los mellizos Vincent y Josephine, que son el motivo de sus principales alegrías y la razón por la que cada día se levantan con una sonrisa.
Aprovechando que cumplen su décimo aniversario de boda, los herederos daneses han protagonizado un nuevo posado que, si bien es oficial y se nota que han cuidado hasta el último detalle, desprende ese romanticismo que siempre les caracteriza.
Tan enamorados, o más, que el primer día, Federico y Mary posan de lo más cómplices, dedicándose tiernas miradas y cariñosos gestos que demuestran el momento tan especial que están viviendo. La princesa, que luce espectaculares joyas, está radiante y presume de figura con dos ajustados vestidos de color azul marino y zapatos de tacón.
Espontáneos, simpáticos, cercanos... Federico y Mary forman parte de la nueva hornada de herederos que están dando un nuevo aire, mucho más fresco, a las monarquías europeas. Forman matrimonios normales, con sus preocupaciones del día a día y que hacen todo lo posible porque sus hijos crezcan felices y sanos, aunque con un extra, y es la responsabilidad de saber que en un futuro el trono quedará en sus manos.
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