Elisabeth de Bélgica no llega a la docena –cumplió el pasado noviembre once años- y ya cumple perfectamente con sus labores oficiales. Hemos vuelto a comprobarlo durante su visita a la exposición Dentro de la estación que estos días se puede visitar en el edificio de Tour & Taxis de Bruselas. La exhibición está dedicada al funcionamiento diario, la logística y el equipo humano que trabaja en la estación antártica belga Princesa Elisabeth. El príncipe Felipe y su hija mayor (y heredera), la princesa Elisabeth, pudieron conocer a varios de los científicos destinados en la base, que recientemente han regresado del polo, y que explicaron al Heredero y su primogénita los últimos hallazgos realizados en la estación, así como los desafíos científicos a los que se enfrentarán el el futuro más próximo.
La Princesa, que quiso disfrutar de la exposición con varias amigas, se mostró entusiasmada durante la visita y no dudó en realizar diversas preguntas a los expertos. Parecía especialmente intrigada por el descubrimiento de un meteorito de dieciocho kilogramos, el aerolito más grande encontrado en la zona desde 1988, por parte de los científicos destinados en la base. Pero la Princesa no sólo demostró la soltura paterna en estas lides protocolarias, sino también la dulzura y el estilo de la princesa Matilde, que recientemente se proclamó la gran revelación de la elegancia en la Coronación de Holanda, con un conjunto de tendencias para la primavera: trench rosa y fular estampado de flores a tono, que combinó con un pantalón blanco y bailarinas beige.
Bélgica instaló su estación antártica en 2009, bautizándola Princesa Elisabeth, en honor de la hija mayor de los Herederos. La Estación Polar costó alrededor de 21 millones de euros, tres veces más de lo que se presupuestó en un primer momento. En esta moderna base se desarrollan diversos proyectos científicos, entre los que destaca un ambicioso proyecto en torno al calentamiento del planeta.
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