A escasos meses de finalizar su reinado

Akihito de Japón conmemora los treinta años de su coronación

El Emperador cederá el trono de crisantemo el próximo 30 de abril en la que será la primera renuncia en vida que se produce en 200 años en el país del Sol Naciente

Por hola.com

Akihito de Japón ha cumplido 30 años en el trono del Crisantemo. El 7 de enero de 1989, el príncipe Akihito se convirtió en Emperador de Japón, tras la muerte de su padre, el emperador Hirohito. El gobierno no ha querido dejar pasar la señalada ocasión, especialmente ahora que se acerca el final de su reinado, y ha organizado una ceremonia conmemorativa en el Teatro Nacional de Tokio para festejar el 30º aniversario de la coronación del Emperador.

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Akihito de Japón se sintió muy arropado, además de por su mujer, la emperatriz Michiko, y por su familia, por las casi 1.100 personas entre legisladores, burócratas, embajadores, líderes empresariales y representantes de ONG, que querían darle merecido homenaje antes de su despedida definitiva con su abdicación, según informó The Japan Times.  El primer ministro Shinzo Abe, el Presidente de la Cámara de Representantes y la Cámara de Consejeros, así como el Gobernador de la Prefectura de Fukushima que representó a la población japonesa, dirigieron varios discursos de felicitación al soberano.

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Las actuaciones musicales pusieron la nota festiva al evento. El periódico nipón Sankei Shimbun señaló que entre los temas interpretados había una canción de cuna que la emperatriz Michiko le habría cantado al príncipe heredero Naruhito de niño. Al final de la ceremonia, los asistentes gritaron “Banzai” tres veces, alzando sus manos ante la iniciativa del Primer Ministro Abe. “El emperador y la emperatriz se han inclinado varias veces en respuesta a las felicitaciones de los participantes”, dijo el citado diario japonés.

El emperador Akihito, que renunciará al trono el 30 de abril, pidió durante su intervención que Japón se abra más al mundo para determinar “con sabiduría” su propio lugar en un planeta globalizado y “para construir relaciones sinceras con otros países”. También habló de la dificultad que había tenido para definir su papel como Emperador en el período de posguerra y esperaba que sus sucesores pensaran cuidadosamente sobre su papel simbólico. Una reflexión, en su opinión, “interminable”.

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El emperador Akihito tenía 11 años cuando fue despojado de su estatus divino después de la rendición japonesa en agosto de 1945. Limitado por la Constitución, para no abordar cuestiones políticas, fue capaz de superar los límites y dejar que sus opiniones vislumbraran el camino de manera sutil durante sus tres décadas de reinado, bautizado Heisei o “cumplimiento de la paz”. Trató de aplacar las heridas abiertas por la Segunda Guerra Mundial visitando varios de los países que sintieron los abusos del ejército japonés, desde China a Filipinas pasando por las islas Saipán. También conmemoró el final del conflicto internacional, al que se refirió como “un profundo remordimiento” por los actos cometidos por Japón en el siglo XX.

Esa misma mañana, los emperadores Akihito y Michiko habían recibido las felicitaciones de parte de la Familia Imperial en el Palacio. Tanto sus hijos, el príncipe heredero Naruhito y el príncipe Fumihito, como sus dos hijas, las princesas Masako y Kiko y sus dos nietas mayores, las princesas Mako y Kako, se inclinaron ante ellos. Ya se sabe que no basta un solo día de celebración para los grandes acontecimientos de la realeza y los festejos continuaron al día siguiente. El emperador Akihito y la emperatriz Michiko y otros miembros de la Familia Imperial asistieron a una fiesta de té en el Palacio Imperial de Tokio como parte de los actos conmemorativos del 30º aniversario de su entronización.

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Esta veneración al Emperador no se perderá tras la abdicación. La Agencia de la Casa Imperial anunció que cuando ceda el trono a su hijo se hará llamar emperador emérito, así como la emperatriz Michiko igualmente emperatriz emerita. Sus títulos japoneses que se utilizarán después del 30 de abril ya se han decidido como joko y jokogo, respectivamente. La agencia eligió los títulos en inglés a través de una consulta con el Ministerio de Relaciones Exteriores después de estudiar los utilizados por las familias reales en el extranjero. La agencia dijo que la palabra emérito se usa para expresar admiración y respeto por la acumulación de experiencias y logros. Treinta años nada menos.