Simeón de Bulgaria pierde otro de sus palacios en la 'batalla' con la justicia de su país

Es ya la cuarta residencia real que los tribunales de Sofía restituyen al patrimonio del Estado

Por hola.com

El rey Simeón de Bulgaria ha sufrido esta semana un nuevo revés judicial en su batalla por conservar las residencias reales que fueron nacionalizadas por el régimen comunista en 1946 al proclamarse la República, que posteriormente le fueron restituidas por una sentencia del Tribunal Constitucional y que tras su paso por la política búlgara y ejercer durante 4 años como Primer Ministro, le fueron de nuevo confiscadas por mandato parlamentario en 2009. Una sentencia de un Tribunal de Sofía ha dictaminado que el Palacio de Sitnyakovo, la cuarta residencia real por la que pleitea el último rey de Bulgaria, es patrimonio del Estado y debe ser declarado bien cultural inmueble.


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La Justicia búlgara ya emitió otras dos sentencias desfavorables al Rey y su hermana la princesa María Luisa el pasado mes de agosto al considerar que otras dos propiedades cuya restitución reclamaban éstos (la residencia Saragyol y el Palacio de Tsarska Bisritsa) también son patrimonio del Estado. Meses antes también se les denegó la propiedad de un Palacio en Krichim (en el centro del país) porque el tribunal -en esta ocasión la Corte Suprema- consideró que fue construido y mantenido con recursos estatales. Todas estas sentencias han venido acompañadas de las correspondientes compensaciones económicas que obligan a los hermanos Simeón y María Luisa a pagar grandes cantidades por el uso supuestamente ilegal de estas propiedades, además del pago de las costas judiciales. Las sentencias emitidas en Primera Instancia están siendo recurridas por los servicios legales del Monarca.

La disputa legal entre el Estado búlgaro y el rey Simeón por la herencia viene de finales de 2009 cuando el Parlamento bloqueó todos los palacios y terrenos que le habían sido devueltos a la Familia Real tras la caída del comunismo. El Monarca recurrió la decisión al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero desde entonces la Justicia búlgara le ha ido quitando la razón una vez tras otra.

La última esta misma semana al negarle la propiedad de Sytnyakovo, una residencia de verano construida en 1904 por encargo de Fernando I, el abuelo de Simeón, y ubicada en la montaña de Rila en las proximidades de la estación de esquí de Borovets, el mayor resort turístico del país. Construida en la forma arquitectónica tradicional en la comarca, el interior está decorado y amueblado al estilo Art Nouveau. Bajo el poder de los comunistas sirvió de sede a la Unión de Escritores de Bulgaria.


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El Palacio de Tsarska Bistritsa es una residencia de caza ubicada muy cerca de la anterior, y cuenta con unas 20 hectáreas de tierras agrícolas y bosques. En este palacio tuvo lugar un gran acontecimiento familiar en el año 2002: la boda de la princesa Kalina con el aventurero español Kitín Muñoz. Al evento asistieron los reyes Simeón y Margarita, los cuatro hermanos de Kalina con sus esposas y más de doscientos invitados, entre los que se encontraban la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín en representación de la Casa Real española.


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Saragyol se ubica en el mismo área de la montaña Rila y también lo mandó edificar Fernando I unos diez años después de la construcción de Sytnyakovo. Durante el régimen comunista se utilizó como sede de la Unión de Pescadores y Cazadores.


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Por último el Palacio de Krichim, cuya restitución al Estado parece no tener apelación al haberse pronunciado el Tribunal Supremo, se levanta en un tupido bosque de robles, muy rico en flora y fauna, que fue convertido por Fernando I en un gran coto de caza de ciervos y gamos. Aparte de estas especies locales, enseguida se pobló el coto con pavos mexicanos, algunas variedades de faisán e incluso ñandúes, una especie de avestruz sudamericana, así como codornices, perdices y gallinas de Guinea. El rey Boris III, padre de Simeón, contribuyó en los años 30 al desarrollo de la finca y mandó construir un nuevo edificio más grande e impresionante, con un estilo arquitectónico tradicional, con influencias modernistas y una decoración refinada, pero que encajaba perfectamente con el medio ambiente.

Estas son las cuatro residencias que la Justicia aleja cada vez más de la propiedad de Simeón II y la princesa María Luisa, ambos herederos del rey Boris. Sin embargo, el rey aún confía en que se pueda alcanzar algún tipo de acuerdo extrajudicial. “Sería razonable y muchísimo más económico para ambas partes”, ha reconocido hace pocas semanas.