Hacemos un repaso por los reportajes que llenaron las páginas de la revista en los veranos de hace varios años

¿Qué ocurrió en agosto de 1970? La Familia Imperial persa recibió a ¡HOLA! a orillas del mar Caspio

El Sha, Reza Pahlevi, y su esposa, Farah Diba, disfrutaron de una jornada de playa en compañía de sus hijos

Por hola.com

Han pasado 44 años desde el verano que la Familia Imperial persa pasó a orillas del mar Caspio: “Una canoa neumática de motor, una sombrilla, una nevera portátil, una mujer, un hombre y tres niños. Es la familia imperial de vacaciones, sin protocolo y sin cortesanos”. Así describieron las páginas de la revista ¡HOLA! el primer día de veraneo del que sería el último emperador de Persia, Reza Pahlevi. Una exclusiva mundial concedida nueve años antes de que la revolución iraní llevara a la familia a vivir en el exilio.

Los emperadores de Persia recibieron a la publicación en una playa cercana a Nochahr, la villa imperial en la que la familia vivía durante los veranos, situada a doscientos cincuenta kilómetros al norte de Teherán, la capital del país en el que reinaron hasta 1979. Para la ocasión el Sha y su esposa, Farah Diba, famosa por su elegancia, mostraron su cara más familiar y relajada. Él, con un conjunto playero muy de los años setenta, y ella, con una maxitúnica roja con un cinturón de cuero, pasearon a la orilla del mar Caspio y jugaron con los niños, que iban vestidos con unos trajes de baño que hacían juego.

 

“La Reina me invitó a hacer el reportaje. Sin embargo no quiere posar, son fotos vivientes, sin protocolo”, contó la crónica de ese primer día de sol. El Sha de Persia dejó que las cámaras captaran unas entrañables y emotivas fotografías de su intimidad familiar mientras jugaba con los niños a sortear las olas: “Un golpe de mar tira a la embarcación. Caen todos al agua y se ríen divertidos”, narra la crónica. Por su parte, Farah permaneció en la arena observando que todos se encontraran bien.

En príncipe heredero, Reza, estaba a punto de cumplir los diez años y disfrutaba mucho jugando con sus hermanos pequeños: la princesa Farahnaz y el príncipe Alí. En ese momento la hija pequeña de los emperadores, la princesa Leila, tenía apenas cinco meses por lo que se quedaba en la villa imperial durante las largas jornadas de playa.


“La hora del baño ha terminado. Todo el mundo se seca y los cinco gentilmente posan en la canoa neumática. El tiempo pasa. Los asuntos de Estado reclaman al Sha. Tiene que abandonar esos momentos de alegría. Se instala al volante de un Fiat, protegido del sol por una sombrilla para volver a su despacho. El coche se hunde en la arena. Farah, como cualquier persona, lo empuja. El día toca a su fin. Tiene que regresar a palacio, pero mañana le espera la misma perspectiva agradable”, finaliza el reportaje que narra uno de los veranos más felices vividos en la antigua Persia, ahora Irán, por la familia del Sha.

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