Rania de Jordania ha vuelto a ejercer de reina después de ocuparse de mil y una causas solidarias. La soberana, la gran activista social -ha estado trabajando en los últimos meses por el bienestar de los más desfavorecidos, por la defensa de los derechos de la mujer y de la infancia, por una educación de calidad, por el progreso económico…-, ha acompañado de nuevo a su esposo, el rey Abdalá, en las tareas de representación y junto a él recibió ayer al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y a su esposa, Clio Bittoni, que iniciaban una visita oficial de tres días al reino hachemita para estrechar las relaciones bilaterales de ambos países.
La reina Rania, poco asidua últimamente a las citas sociales, a excepción de las solidarias, volvió a desplegar elegancia en la Corte Real jordana, esta vez como perfecta anfitriona. La soberana y la primera dama acompañaron al rey y al mandatario italiano en el pase de revista a las tropas ante el palacio real de Amman durante la solemne ceremonia de bienvenida y en la posterior entrevista que ambos dirigentes mantuvieron. Una reunión para mejorar sus relaciones diplomáticas en la que analizaron las reformas emprendidas en ambos países, el conflicto en Siria y el proceso de paz de Oriente Medio.
Las damas centraron la atención de los medios de comunicación por la tarde. La reina Rania llevó a Clio Bittoni a ver la exposición de la fundación Río Jordán, que muestra una selección de objetos elaborados por las comunidades locales. La fundación es una organización sin ánimo de lucro, presidida por la soberana y fundada en 1995, que nace con el objetivo de habilitar programas sostenibles sociales, económicos y culturales dirigidos a la mujer. La reina volvió a cumplir con su papel de consorte en una velada de gala en el Palacio de Basman en honor a sus invitados. Siempre en pos de Jordania.
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