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Las joyas que acompañan a una novia hasta el altar son siempre especiales, pues se recuerdan durante décadas y se suelen convertir en piezas clave del joyero familiar. Este concepto cobra aún más importancia cuando las protagonistas del enlace pertenecen a la realeza, en cuyo caso los accesorios tienen un valor casi incalculable y cuentan con un papel destacado en la ceremonia. Tiaras, pulseras, pendientes, collares y broches componen la selección de piezas más escogidas por reinas y princesas para dar el sí quiero. Estas son algunas de las creaciones más emblemáticas de los enlaces de los últimos años que aún permanecen en nuestra memoria y nos inspiran.

 

Diana de Gales

En su boda con el Príncipe Carlos de Inglaterra, la desaparecida Diana de Gales recurrió a una de las piezas más destacadas de su joyero familiar para acompañar el voluminoso vestido con mangas farol, que David y Elizabeth Emanuel idearon para su ceremonia: la Tiara Spencer. Una creación realizada en oro, con flores y estrellas, decorada con diamantes de diferente tamaño y grosor y un corazón central. La acompañó con unos pendientes también de diamantes que pertenecían a su madre, Frances Roche y el anillo de compromiso con un zafiro azul, que actualmente está en posesión de la Duquesa de Cambridge.

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Reina Letizia

Fue el 22 de 2004 cuando Letizia Ortiz Rocasolano, hoy reina de España, dio el sí quiero al entonces príncipe Felipe y entró a formar parte de la familia real española. La Tiara Prusiana la acompañó durante este día tan especial, una pieza que ya lució, décadas antes, la reina Sofía en su boda. La joya en cuestión es de inspiración helénica, está realizada en platino y cuenta con, entre otros diamantes, uno en la zona central con forma de lágrima. Tampoco se quedaron atrás los pendientes, un obsequio que los entonces reyes de España le hicieron poco después de anunciar su compromiso. Platino y diamantes de talla pera y de talla brillante conforman la composición de este regalo.

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Mette-Marit de Noruega

Fan Diamond es el nombre que recibe el juego de gargantilla y pendientes que los entonces reyes de Noruega regalaron a su nuera, Mette-Marit, y que ella lució en su enlace con el príncipe Haakon de Noruega. Para completar el espectacular y al mismo tiempo sencillo look, la novia presumió de tiara con una pieza datada en 1910 y repleta de diamantes, que encajaba a la perfección con su peinado, un moño con la raya al lado.

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Victoria de Suecia

En 1976 la Reina Silvia de Suecia se casó con la Tiara de Camafeos y en 2010 su hija Victoria hizo un homenaje a su madre escogiendo la misma joya para dar el sí quiero a Daniel Westling. Con siete camafeos y realizada en oro con perlas, todo apunta a que esta pieza fue un regalo de Napoleón Bonaparte a su esposa Josefina. Unos espectaculares pendientes acompañaron a la histórica pieza en esta boda real.

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Máxima de Holanda

Una sofisticada y elegante tiara de estrellas sujetaba el velo de Máxima Zorreguieta en su boda con Guillermo de Holanda. El vestido de novia de Valentino estaba acompañado por esta elegante pieza, un préstamo de la reina Beatriz a su nuera, y unos pendientes largos, con pequeños diamantes que formaba un hilo y una pulsera de platino y diamantes, que conquistaron a crítica y público. 

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Matilde de Bélgica

El 4 de diciembre de 1999 Matilde contrajo matrimonio con el príncipe Felipe de Bélgica en una emotiva y recordada ceremonia. Junto a unos elegantes pendientes de perlas, la entonces princesa se decantó por una tiara (convertible a gargantilla) que perteneció a la bisabuela del novio. De estilo art decó y compuesta por tres filas de diamantes, fue la compañera perfecta del vestido de Edouard Vermeulen que lució.

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Mary de Dinamarca

La reina Margarita de Dinamarca obsequió a la princesa Mary con una impresionante tiara, que la entonces prometida del príncipe Federico colocó rodeando su moño para acudir al altar. Impactantes fueron también las otras joyas que se hicieron para la ocasión: unos pendientes de platino, diamantes y perlas de los Mares del Sur, que salieron del taller de la diseñadora Marianne Dulong en exclusiva para la ocasión.

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Charlene de Mónaco

Un espectacular broche alrededor de un recogido pulido fue la elección de Charlene Wittstock en su enlace con el Príncipe Alberto de Mónaco. Siguiendo la tradición de las mujeres de la casa real monegasca, no se decantó por ninguna tiara o diadema para acudir al altar, pero sí por una pieza que le prestó la princesa Carolina, un llamativo broche floral. Fue la única joya para su gran día, pues prescindió de pendientes, pulseras y colgantes. 

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Duquesa de Cambridge

La firma joyera Robinson Pelham, diseñó en exclusiva para el enlace de Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra unos pendientes de diamantes pera inspirados por el escudo de armas de la familia Middleton, compuesto de bellotas y hojas de roble, que fueron un regalo de los padres de la entonces futura Duquesa de Cambridge. Pero, si hubo una protagonista en tan señalado día, esa fue la tiara Cartier, que resaltó en el semirrecogido escogido por la inglesa. Así lo explicaba en aquel momento Hola.com: “Era uno de los detalles más importantes del esperado enlace, y es que ha sido la propia reina Isabel la que ha querido que la esposa de su nieto llevara una de sus joyas más especiales, la tiara Cartier que recibió de su madre por su 18º cumpleaños (en 1936 el duque de York, que más tarde recibió el título del rey Jorge VI, se la regaló a su esposa, la Reina Madre, en 1936)”.

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Meghan Markle

El vestido minimal de escote Bardot (firmado por Claire Waight Keller para Givenchy) que Meghan Markle vistió en su boda con el Príncipe Harry de Inglaterra no hubiera sido el mismo sin las joyas que lo acompañaron. Nos referimos a unos sutiles pendientes de botón, con pulsera a juego, elaborados con diamantes y la siempre epatante y desmontable tiara Bandeau, ligada a la reina Mary de Teck y posteriormente a Elizabeth II, compuesta por diamantes y platino y con un delicado broche central.

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