"Quería un vestido elegante, muy femenino, pero lo suficientemente tradicional como para una iglesia. En ese momento me di cuenta de que amaba a los diseñadores españoles mucho más que a los que tenemos aquí, en Estados Unidos. Afortunadamente, hay una tienda de novias en California que tiene firmas españolas. ¡Me probé muchos vestidos, pero no me convenció ninguno hasta que vi el de Sophie et Voilà! Es un vestido tan inusual y discreto… pero muy sexy. Me enamoré de su aspecto y decidí de inmediato que ese era el vestido que quería", explica Katerina.