La boda en Sevilla de Blanca, la novia del vestido 'a la italiana'

Después de 14 años de amor, se casó el pasado 1 de octubre en una de las iglesias más solicitadas de la capital andaluza

por Estrella Albendea
Una boda en Sevilla en otoño

Las bodas están repletas de momentos emocionantes, pero también de anécdotas divertidas, escenas que acaban convirtiéndose en historias que se repiten en encuentros con la familia y los amigos. En el enlace de Blanca, una de las novias más virales del momento, sucedió algo inesperado, que hoy cuenta con una sonrisa entrañable y muy buen recuerdo. “Las alianzas fueron un regalo muy especial de mi abuela María. Mi suegra era la encargada ese día de llevarlas y con los nervios no las cogió. En ese momento recuerdo que solo se agobió ella, yo era tan feliz que para mí eso no fue un problema. Nos casamos con las alianzas de unos amigos”, relata ella misma ¡HOLA! Novias. Su ‘sí, quiero’ fue todo un éxito, gracias a una bonita ceremonia celebrada 1 de Octubre de 2021 en la Iglesia de San Jorge (Hospital de la Caridad), uno de los templos más solicitados de Sevilla, y al posterior convite, que tuvo lugar en la Hacienda Saltillo-Lasso. 

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Un enlace de otoño

Después de 14 años de amor, Blanca y Jaime se prometieron en noviembre de 2022. Y desde aquel primer momento se pusieron en marcha, sin pausa pero sin prisa, con todos los detalles del gran día. "En la primera semana organizamos lo principal: catering, fotógrafo, vídeo, hacienda e iglesia. La iglesia fue lo único que tuvimos que cambiar con el tiempo, era demasiado pequeña y no cabíamos todos con la limitación de aforo que había vigente por aquel entonces. La verdad es que, después de tantos años juntos, teníamos claro lo que queríamos. No nos agobiamos nada, teníamos muchos meses por delante y lo hicimos todo con mucho cariño y dedicación”, explica. 

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Además, cuenta Blanca, escogieron un enlace de otoño porque en la capital andaluza la temperatura es estupenda en esa época del año: “octubre nos parecía el mes perfecto para casarnos en Sevilla, ya que ambos somos de aquí. Es un mes con poca probabilidad de lluvia, ni frío, ni calor…¡Y así fue!”. Meses antes, con el fin de que su gran día saliera perfecto, la pareja contó con el respaldo de sus mejores consejeros: sus familiares. “Tuve mucha suerte porque, en todo momento, contamos con la ayuda de los padres de Jaime, que se han involucrado muchísimo y, por supuesto, con el apoyo constante de mis dos hermanas. Con mi negocio (Miniatur) era imposible encargarme y controlar todo”, recuerda Blanca.

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Decoración a todo color

Una de esas decisiones importantes, salió de la propia mente de nuestra protagonista, que tenía muy claras las flores que acompañarían cada momento de su boda. “Tenía súper claro que quería muchas flores blancas en la iglesia; aunque he de reconocer que no le hacía falta, es de las Iglesias más bonitas de Sevilla. Para ello contamos con la Galería de Jesús Fuertes, que lo dejó todo ideal”, apunta.

Una vez escogida la decoración de la ceremonia, pasó a elegir la de la celebración, en la que contó con Macarena, de Mirka, para poner una nota de color a cada rincón. “Yo quería muchísima iluminación, es lo que mбs me gusta en las bodas de noche, y así fue. Toda la hacienda estaba llena de velas y bombillas. La decoración de las mesas también la tenía muy clara. Mantel blanco desde el principio y hortensias de color vino tinto, fucsia y blancas adornando las mesas”, señala.

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Un look especial

Aunque Blanca sabía perfectamente de qué forma decoraría los escenarios de su gran día, no estaba tan segura de lo que buscaba en su look nupcial. “Yo quería algo muy ligero y sencillo. Nunca me he imaginado vestida de novia. Eso sí, siempre he sabido lo que no me gustaba y que la forma del vestido no iba a ir siguiendo la moda de turno, si no adaptándose a las formas de mi cuerpo, para que me favoreciese lo máximo posible, creo que es lo más importante”, matiza. Así fue como se decantó por un diseño en dos texturas, hecho a medida, con mangas transparentes, silueta recta, escote en V y un pañuelo al cuello, que acompañó con un velo muy especial. “La mezcla de tejidos y llevar velo para mí fue lo más bonito del conjunto”, indica.

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La propuesta recordaba a las grandes divas del cine italiano, que prestigiosas firmas italianas emularon sobre la pasarela en los últimos años. Mujeres con pañuelo al cuello, vestidos casi ajustados y escotes con importancia, pero en su formato menos exuberante, como lo haría hoy Sophia Loren. Este reflejo se convierte en un mismo concepto para el vestido de Blanca, realizado por Antonio García: “para mí lo más importante fue que tiene un taller de costureras buenísimo, por eso que lo elegí”. Aconseja, nuestra protagonista, además, que conviene recordar que el diseño de novia no puede ser un disfraz, debe encajar en el estilo de la novia.

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Accesorios con personalidad

El gran compañero de su look fue un ramo diferente, que pasó por diversas fases hasta ser el definitivo: “Siempre había querido un ramo de rosas de pitiminí de color blanco, combinado con algunas hojas silvestres y de forma alargada. Fue un mes antes cuando decidí cambiar. Paseando en agosto por la playa, me encontré con un tipo de buganvilla que me encantó, con un colorido brutal. Se lo dije a Víctor y me dijo que no me iba a quedar bien, porque se estropeaban muy pronto. Así que decidí llevar claveles color vino tinto”. Confiesa nuestra protagonista que fue una brillante idea, porque el resultado le encantó.

Por otro lado, el detalle más bonito que Blanca lució, una vez retirado el velo, fueron unas elegantes flores blancas en el pelo, que han convencido a los expertos en moda nupcial. Estaba muy favorecida gracias, también, al peinado que Manuel Cecilio elaboró para ella: un recogido de bailarina clásico con el que se sentía muy cómoda, tan natural como su maquillaje.

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Fueron estas dos elecciones las que pusieron el broche final a su estilismo. Un look con el que estaba radiante y que fue una elección perfecta para disfrutar del mejor día de su vida, en sus propias palabras. La jornada supuso, como sucede en todas las parejas, el comienzo de una nueva etapa para una relación que comenzó cuando solo tenían 15 años: “Jaime y yo nacimos en Sevilla, estuvimos en el mismo colegio. Lo conocí porque mi mejor amiga era su prima. Con seis años, tenía claro que me tenía que casar con él.”. Una muestra más de que el amor, como la energía, no se destruye, solo se transforma. Y, para Blanca y Jaime, crece siempre a mejor.

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