Tres looks para María, la novia y modelo sevillana de la boda (circo) más espectacular

Se casó el pasado mes de septiembre en la Capilla Real de la Catedral hispalense y en la celebración hubo acróbatas, artistas, malabaristas y hasta lanzadores de cuchillos

por Estrella Albendea
La boda de María en Sevilla

A la hora de organizar una boda, decidir la fecha del acontecimiento puede convertirse en un reto para los novios. ¿Cuándo es el mejor momento? ¿Podrán venir todos? Se suele preguntar la pareja. Frente a los indecisos, hay prometidos que se enamoran de un mes, porque ven algo especial en él y es ese (y solo ese) el detalle inamovible. “Septiembre. No queríamos que fuese otro mes. Tenía que ser septiembre: vuelta del verano, buen tiempo en Sevilla, empiezan a quitar restricciones y estábamos todos con ganas de vivir una noche sin limitaciones, como las de antes”. Lo cuenta María, modelo sevillana y fundadora de Clínica Dental y Estética 28, que consiguió que su enlace fuera inolvidable. Ahora, en el sector, todos hablan de ello. “Llevamos casi diez años de noviazgo y teníamos claro que como buenos disfrutones que somos, queríamos darlo todo con la gente que nos quiere y celebrar nuestro amor con un fiestón”, explica a ¡HOLA! Novias

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Un circo como inspiración

En su gran día hubo imaginación, detalles, invitados especiales y escenas de cuento, porque los novios quisieron hacer un homenaje a una de sus películas favoritas: El gran showman. “La idea era que al entrar al patio donde se serviría la cena, el show comenzase, al abrir los portones. Al ritmo de The greatest show iban pasando los invitados mientras los acróbatas, patilargos, 'tirafuegos’ y demás artistas hacían de las suyas sorprendiéndonos y haciéndonos disfrutar de lo que fue una noche tan mágica”, relata ella misma.

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Proveedores reconocidos

Pero para entender una celebración digna de la que Chiara Ferragni y Fedez organizaron en su enlace, hay que remontarse al principio, cuando todo comenzó. La pareja celebró su enlace de tarde el 24 de septiembre en la Capilla Real de la Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla para después continuar el convite en Hacienda Molinillos. “Tuvimos que retrasar todo un año por culpa de la pandemia. Septiembre se iba acercando sin restricciones en exterior y aprovechamos para casarnos por todo lo alto. César me pidió matrimonio la primera vez que salté en paracaídas, nuestra boda no podía ser menos y teníamos que hacer una fiesta a la altura”, apunta.

Celebrar el gran día, cuenta María, fue toda una alegría tanto para los novios como para sus seres queridos, pues después de haber tenido que posponerlo por la pandemia, habían perdido la ilusión. En consecuencia, los novios junto a un equipo de experimentados profesionales, se pusieron manos a la obra para sorprender a los asistentes con diferentes decoraciones y escenarios. “La inspiración circense estaba presente de forma sutil. En la zona del aperitivo los invitados bailaban al ritmo de una banda de rock bajo un paraguas de luces inspirado en la carpa de un circo. Dentro del patio de la hacienda, las lámparas chandeliers, las minutas circenses, la pista de baile, blanca y negra… ¡Todo estaba orientado a dar un toque de circo luxury muy especial!. El photocall, otro ‘detallazo’, nos lo hicieron a medida de inspiración Gatsby lleno de bombillas led”, revela.

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Confiaron en el trabajo de Verde Oliva para la decoración floral, contaron con el apoyo de Laura Lozano, de Hacienda Molinillos, para organizarlo todo y apostaron por la dirección artística de Marcel Bosch. Un conjunto de profesionales que dieron forma a la espectacular cena y la posterior fiesta, celebraciones en las que no faltaron lanzadores de cuchillos, cantantes internacionales, bailarinas, patilargos, malabaristas con fuego “y hasta un oso gigante”, puntualiza nuestra protagonista.

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Artistas en la pista

A la larga lista de momentos memorables para los convidados, se suman las actuaciones de artistas amigos: “Nuestro gran amigo Rasel, uno de nuestros invitados, nos dedicó el momento más divertido de la noche con su canción de ‘la cartita’. Joana Jiménez, fue una de las sorpresas más emotivas de la noche cuando arrancó con una copla a capela, una maravilla que nos emocionó a todos los allí presentes. La bellísima Anastasia McQueen fue quien dio comienzo y animó la barra libre, es una artista increíble”.

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Un vestido desmontable: dos looks

Desde la ceremonia religiosa al cóctel, el banquete y la fiesta, María fue cambiando su estilismo a medida que iba transformándose la noche. El primero de todos los looks era un diseño desmontable, que le permitía contar con un segundo estilo para más tarde, ideado por Cristina García. Cuando nuestra protagonista se dispuso a describir aquello que quería, solo podía pensar en bordados: “pero no cualquier bordado no, un bordado con relieve, como el de los mantos de las vírgenes de Sevilla”. Y la diseñadora captó la idea. “Cuando Cristina García, me enseñó el diseño del abrigo lo tuve claro, un abrigo con cola y unas hombreras espectaculares para cubrirme en la ceremonia religiosa. Contactamos con Paquili, el mejor bordador de España y juntos hicieron el abrigo tan especial. Debajo elegimos un diseño sencillo, estilo lencero pero ajustado con tirantas finas y ‘escotazo’”, relata.

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Las modas no influyeron a María, que según nos explica, fue fiel a su estilo porque “cuando es tu vestido, lo sabes”. Pasaron dos años desde que comenzó el diseño del vestido de novia hasta finalmente dio el ‘sí, quiero’ y estaba preocupada por cómo vería el diseño con el matiz del tiempo. “Me daba miedo acabar aborreciendo el vestido, pero para nada fue así. Me parece tan bonito cada detalle del vestido que buscaría a Cristina García en el fin del mundo para que hiciese el mismo trabajo sin dudarlo”, indica.

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El tercer estilismo, para la noche

Al look convertible se sumó un segundo vestido pensado para la noche, una propuesta de la diseñadora para hacer aún más especiales los momentos vividos. “Un dos pieza de lentejuelas blancas con fajín ancho. En cuanto nos enseñó la tela, tuvimos claro que sería un toque muy divertido y muy de fiesta. Cambiamos los finos pendientes de diamantes y aguamarina, regalo de mi abuela, del primer vestido, por unas gambas de strass, de fiesta total, regalo de mi amiga Marina y quedó un lookazo”, matiza.

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A esos accesorios se sumaron unas espectaculares sandalias de Aquazzura decoradas con flores, un look de belleza muy acertado y un ramo de novia de inspiración royal. Ana Espejo fue la responsable de realizar para María un maquillaje natural con ojos marcados y un moño de aires clásicos para sujetar el velo de seis metros: “quería algo natural y con lo que me sintiese cómoda. Teníamos claro que sería un moño recogiendo todo el pelo y acabamos haciéndolo con todo peinado hacia atrás”. Ya en las manos, el blanco y el verde fueron protagonistas en su ramo, obra de Verde Oliva, diseñado con rosas francesas y eucalipto. “Mi ramo se lo regalé a mi madre. Nos ha ayudado tantísimo en esta aventura, que no podría ser de otra forma”, recuerda.

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Momentos inolvidables

Aunque María tiene infinidad de escenas guardadas en su memoria, como el momento en el que entregó a su madre el ramo, solo puede quedarse con los instantes que vivieron ambos, César y ella. “Sin duda lo más especial fuimos nosotros, la gente que nos quiere nos arropó tantísimo ese día que rebosábamos felicidad. Creo que no hay una sensación igual a cuando, del brazo de mi padre, entrando en la capilla, veía a César sonreír a lo lejos. Esa mirada suya no se me olvidará jamás”. Por eso avisa de que merece la pena retener en la retina esa cara de ilusión que comparten los novios porque, como acertadamente dicen todas las parejas: el tiempo siempre pasa volando.

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