La boda de Yolanda, la novia del look desmontable con sello andaluz

Fernando Claro fue el elegido para diseñar este vestido de novia que aun sigue cautivando en las redes

por Estrella Albendea
La boda de Yolanda con vestido de Fernando Claro

El éxito de un look de novia en ocasiones va más allá de un vestido sencillo, pues pasa también por marcar la diferencia con detalles especiales que logran una preciosa puesta en escena. En los últimos años, se ha potenciado la naturalidad de las novias ante todo, siguiendo la máxima premisa de diseñadores y estilistas sobre la necesidad de conseguir que sean ellas mismas y que el maquillaje y el peinado sea un fiel reflejo de su personalidad. Así lo cree también Yolanda, esta novia jienense que se casó el pasado septiembre en un enlace íntimo con un vestido inspirador.

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Un diseño desmontable 

El vestido de novia estuvo a cargo de Fernando Claro, el diseñador sevillano al que define su gran maestría a la hora de crear piezas arquitectónicas y de Alta Costura, así como poderosos diseños de novia. A través de los detalles y del juego de volumen en el escote y en los hombros, Yolanda consiguió ser una de esas novias de alto impacto gracias a esta creación made in Spain. “Desconocía la firma hasta que seguí su cuenta en Instagram y me encantaron todos sus diseños. Desde el primer momento lo tuve claro y, sinceramente, no me interesé por ningún otro diseñador pues sabía que esta firma podía darme lo que buscaba y hacerme el vestido de mis sueños”, confiesa.

El resultado fue un dos piezas (vestido y chaleco) capaz de originar dos looks, ambos con resultados sofisticados para distintos momentos de la boda. La propuesta fue evolucionando desde la primera cita, dado que se fue adaptando a las necesidades de la novia. Eso sí, cuenta Yolanda que la situación sanitaria y el cambio de planes por la reducción de aforo no afectó a su diseño, pues no quiso alterar el estilo que siempre tuvo en mente. 

En cuanto al look de belleza, su elegante recogido con raya al medio fue un acierto. "Buscaba un peinado que fuese con mi estilo y con el vestido y que pudiese cambiar fácilmente con la segunda combinación. También un maquillaje algo natural acorde a como yo me suelo maquillar y Bea Lasarte (@makeupbybealasarte) lo consiguió. No dudé en confiar en las manos de una auténtica profesional, mi tocaya y vecina de toda la vida”, nos explica ella misma.

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Cambios de fecha durante el proceso

"Aunque parezca mentira, a la primera cita con Fernando Claro fui sola. Tan solo me acompañó mi novio hasta la puerta, mi único cómplice hasta el momento. Recuerdo la ilusión que llevábamos los dos en el camino hasta Sevilla. En esta primera cita, Fernando captó enseguida mi idea y me llevé el boceto hecho a casa: un vestido liso, entallado, con una pequeña cola y de tirantes finitos con apertura en la espalda, sobre el que se dejaba caer un abrigo en crepé de seda y organza de mangas largas abullonadas con mucha cola”, apunta Yolanda.

De aquel primer planteamiento, nació un segundo y definitivo en pruebas posteriores. “Hasta que no dimos la noticia a todos los invitados, familiares y amigos, unos ocho meses antes de la boda, no tuve mi segunda cita a la que me acompañó mi tía. En esta ocasión, ya pude probarme la base de mi vestido y sobre él decidir algunas modificaciones: el vestido de tirantes pasó a llevar mangas largas con apertura en la espalda y el abrigo se convirtió en chaleco-cola en crepé de seda y organza. Mantuvimos la gran cola, sin perder la idea de vestido desmontable y para poder lucir dos en uno”.

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Por desgracia, relata, tuvieron que posponer varios encuentros por las circunstancias del momento: “Aunque siempre sentí la tranquilidad y apoyo por parte de Fernando y su equipo, estando en continuo contacto”. Más tarde llegó su tercera cita a la que acudió acompañada de su madre, su hermana y su tía. "El vestido había tomado su forma, tan solo había que añadir bastante más cola. Hubo una cuarta y quinta cita sin apenas retoques, y a la sexta fue la vencida”, aclara. 

Un ramo romántico

Siguiendo la tendencia que apuesta por los ramos de influencias silvestres y románticas, Yolanda optó por uno en homenaje a su tierra, Torredelcampo (Jaén), con flores blancas, las favoritas también de las royals. “Quería que el ramo fuese acorde al vestido, peinado y, además, a la decoración de la ceremonia, sin olvidar el entorno olivar. Así pues, conté con la profesionalidad y amabilidad de Quercus Diseño Floral (@quercusartefloral)”, comparte.

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Celebración a finales de verano

Yolanda y su marido se comprometieron casi dos años antes de darse el ‘sí, quiero’, pero a pesar del tiempo que tuvieron, no contaban con las sorpresas de última hora, como la situación sanitaria. “Después de dos años de espera, no imaginábamos la que nos venía encima. Aún así teníamos casi todo preparado, tan solo nos quedaba ultimar pequeños detalles. Y aunque no contratamos wedding planner, nuestro catering Alameda nos ofreció un servicio similar que nos ayudó bastante”, explica. 

Por suerte para ellos, la celebración de su boda, un enlace civil, no sufrió grandes cambios, aunque sí hubo momentos de dudas. “Fue un año de mucha incertidumbre, tuvimos que pensar en un plan B para el 2021, pero mantuvimos siempre nuestra fecha hasta el final. Y así fue, el 12 de Septiembre de 2020 pudimos celebrar nuestra boda en el Cortijo el Madroño (Martos)”, explica la novia. Un espacio precioso en la provincia de Jaén, con sabor andaluz y con una historia anterior a 1890 (en el que se puede descubrir todo un universo dedicado al oro líquido: el aceite de oliva).

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Sin embargo, como otros novios suelen relatar, sí tuvieron que tener en cuenta las medidas estipuladas entonces para los enlaces en su comunidad autónoma. Las restricciones exigían modificaciones como: “la distancia entre mesas, el número de personas por mesa, el desarrollo de copa de bienvenida y el baile, organizados en pequeños grupos y mesas y el horario de cierre fueron modificados, excepto el número de invitados, puesto que no superaba los 100, impuestos por aquella fecha en Andalucía”.

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Un enlace diferente, pero igual de especial

“En un primer momento, me causaba un poco de tristeza el pensar que en un día tan especial no pudiese ver la expresión en las caras de mis familiares y amigos en determinados momentos. Y además que un día tan alegre y divertido, como soñaba que fuese, no pudiésemos bailar. A pesar de esto, nuestra ilusión no se apagó y nos motivaba aún más el saber que la gente en un año tan difícil tenía muchas ganas de pasar un buen rato”. Una conclusión a la que ha llegado tras dar el gran paso y que le lleva a aconsejar a los futuros novios con palabras de ánimo: “la vida hay que tomarla como viene. Y los planes, siempre y cuando sea posible, hay que llevarlos a cabo. No hay que ponerse nervioso, debemos buscar siempre un plan B y, sobre todo, disfrutar del camino y del momento”. 

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Lo dice con conocimiento de causa y reconociendo que hubo momentos inolvidables en su boda. El primero de ellos y el más emocionante fue el clásico encuentro al llegar al altar, para Yolanda lo más especial de aquel día. Después llegaron escenas que hoy son anécdotas y que dejaron a novios e invitados boquiabiertos. “Desde la pedida de matrimonio de una pareja de amigos, hasta el impulso de un familiar que se arrancó a cantar con el grupo de música, pasando por la ignorancia de mi abuelo al confundir el sobre de azúcar con el gel hidroalcohólico y mezclarlo con el café. Pobrecito, ¡menudo cuerpo se le puso tras la mezcla explosiva!”, cuenta divertida Yolanda. Como ella, seguro que los asistentes a su gran día no podrán olvidar lo que vivieron, pues a pesar de la rareza del 2020, hubo motivos, como esta boda, para la esperanza.