Un vestido desmontable con mangas abullonadas, la elección de Victoria para su gran día

La novia se decantó por un diseño de Romancera con el que no tardó en hacerse viral

Por Regina Navarro

"¿Lo más importante a la hora de elegir el vestido de novia? Ser tu misma". Aunque esta respuesta podría pertenecer casi a cualquier chica, tanto anónima como conocida, lo cierto es que corresponde a Victoria Carlota Terceño, una novia madrileña que no tardó en hacerse viral en redes sociales gracias al diseño que llevó en su gran día. Una prenda muy especial que cedía el protagonismo a las mangas y que fue diseñada por Tamara, la creativa que está detrás de la firma nupcial Romancera.

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La novia nos explica que descubrió el trabajo de Tamara buceando en las redes sociales. "Cuando contacté con ella únicamente había visto los vestidos para las sesiones de fotos de la marca, que ya tenía elaborados, y su propio vestido de novia. Fui a visitarla a su taller, me pareció encantadora y muy cercana. De todo lo que había visto hasta el momento, sus telas y diseños me transmitieron algo especial. Antes de ver el boceto que me había preparado, ya tenía un presentimiento de que iba a elegir Romancera", explica la novia. Y lo hizo.

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Cómo conseguir un vestido de novia viral

Victoria es una de esas novias que tiene una idea bastante clara del tipo de prenda que llevará en su gran día. Nos explica que su primera idea surgió poco después de ver un vestido de Alta Costura de Giambatista Valli. "Tenía claro que me apetecía dar mucha importancia a las mangas, y darle un toque diferente al estilo nupcial de toda la vida. Sin embargo, no quería huir de ese estilo atemporal y señorial para la entrada en la iglesia", apunta.

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Dar con una prenda a medio camino entre lo clásico y lo moderno, que respete la personalidad de la novia y permanezca ajena al paso del tiempo es, probablemente, el mayor reto al que se enfrentan los diseñadores nupciales. Para conseguir ese combo perfecto Tamara pidió a la novia que le enseñara fotos de todo lo que le gustaba relacionado con vestidos de novia. "Yo tenía claro que me apetecía un trabajo en varias capas, y dar importancia a los pendientes que me había regalado mi madre. Quería disfrutar de un vestido más señorial, con una cola importante, velo en la iglesia y luego, la comodidad de un vestido más sencillo, sin acudir al cambio de un segundo vestido, ya que me apetecía disfrutar al máximo ese día de mi vestido de novia".

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El resultado fue un vestido desmontable elaborado en crepe satén de seda como base, con detalles de organza en espalda y escote. La parte exterior del vestido, de la que salía una imponente cola, era  una organza rústica de seda. Y el velo un gazar de seda egipcia. "Prueba tras prueba, trabajamos juntas en cada detalle del vestido, y llegamos a conectar de una forma muy especial. Incluso a la hora de la elección de zapatos, Tamara fue mi mano derecha, nos pateamos Madrid hasta encontrar los zapatos perfectos", asegura la novia.

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Para completar su look nupcial Victoria optó por la simplicidad. Un elegante moño y un maquillaje muy natural, unos pendientes regalo de su madre y un ramo muy romántico de nardos, rosas de jardín, dálias, dragonarias  y anémonas japonesas, obra de Ines Urquijo.

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Cuando la novia es la wedding planner

Victoria es procuradora pero hace poco puso en marcha su propia empresa de organización de eventos. Un proyecto al que decidió lanzarse poco después de organizar su boda. "Mi boda, además de toda la carga emotiva que conllevaba –el día en el que empezaba mi vida unida a mi marido–, iba a ser el examen más exigente, de prueba de entrada, en el mundo de los eventos, que se puede tener. Como examinadores, mis seres queridos, (a los cuales, quería proporcionarles un día único, que disfrutasen muchísimo) y como examen, uno de los días más importantes de nuestra vida. Puedo decir muy orgullosa, que lo pasé con nota".

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Ella y Álvaro, al que conoció en Ávila por unos amigos comunes –y eso que los dos vivían muy cerca en Madrid–, se casaron en la basílica del Monasterio del Escorial y se desplazaron a la finca El Campillo para la posterior celebración. En aquel momento la crisis sanitaria todavía no había llegado a España. Victoria nos explica que en todo el proceso de organización tuvo al lado a su hermana, su madre y su amiga María. "Me ayudaron muchísimo en todo, y sobre todo me hicieron mucha compañía. Recuerdo esos días con mucho cariño, fueron unos meses de preparativos muy bonitos. ¡Disfruté de todo muchísimo! Quizás lo que más, la elección de la decoración para el banquete y el proceso de elección de los complementos para el vestido. Fue una boda a las alturas de mis expectativas, que después de todos los meses de trabajo, dedicación y esfuerzo, no eran bajas ya que para mí era la primera prueba como profesional en el mundo de los eventos".

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Pero más allá de la organización, aquel día fue para Victoria el mejor día de su vida hasta la fecha. "Sí veo el video de la boda cuando tengo un mal día, me cambia el ánimo completamente. Hubiera parado el tiempo cuando entré del brazo de mi padre hacía el altar y vi la cara de Álvaro. En una frase, definiría mi boda como la mejor decisión que he tomado en mi vida", apunta. Una jornada llena de momentos emotivos y de anécdotas que quedan para el recuerdo.

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