Elisa se casó con un vestido de 'tweed' inspirado en Chanel, y esta es su historia

Su diseño, obra de Fernando Claro, guardaba ciertas similitudes con un diseño a Alta Costura de la 'Maison' que en el desfile lució Claudia Schiffer

Por Regina Navarro

Hay novias que tienen muchas dudas sobre el vestido que llevarán en su gran día. Quieren un diseño que refleje su personalidad y favorezca su silueta. Los expertos recomiendan que, si tu mejor amiga es bastante indecisa y vas a acompañarla en la búsqueda, la apoyes en sus decisiones. Otras chicas, sin embargo, tienen claro desde el primer momento el tipo de prenda que quieren. Ese fue el caso de Elisa Sayago. "Siempre había querido casarme, pero tenía claro que mi boda no iba a ser como las tradicionales. Tampoco me gustaba la idea de vestidos de novia estándar, sino que quería ser más original a la hora de elegirlo", nos explica. ¿La firma en la que confió la extremeña? Fernando Claro. "Conocía sus diseños a través de redes sociales, y lo que me llamó la atención es que hacían vestidos con mucha personalidad y con un toque de modernidad. Por eso elegí la firma, porque, a pesar de tener clara la idea desde el principio, pensé que ellos podían darle ese toque".

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La romántica boda de Elisa y Sergio en Extremadura

Elisa se casó a finales de año. Quería una boda en invierno porque, como ella misma asegura, en esos meses se pueden conseguir detalles de decoración y ambientes de lo más especiales. "Elegimos el día 7 y el mes diciembre por ser el más mágico del año para nosotros. Además, es el mes en el que cumplo años, y nos gusta de una forma especial". Por eso, por la estación, tenía claro que su vestido no podría estar confeccionado en un tejido muy liviano, ni tener un escote en la espalda demasiado pronunciado. "Como quería que mi boda fuera en invierno, siempre imaginé el vestido en esa dirección. Me inspiré en un desfile de Alta Costura de Chanel celebrado en el año 1995 en París. Concretamente en un diseño que llevaba la top model Claudia Schiffer. Con esa idea fui al atelier de Fernando Claro, hizo el boceto de lo que quería y comenzaron a confeccionar el diseño", nos cuenta.

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Solo hicieron falta tres pruebas para que Elisa tuviera ante ella el vestido de sus sueños. La extremeña nos explica que en su primera visita al atelier eligió el tejido, un tweed similar a los que utiliza la Maison en sus propuestas. Aunque este material haya quedado reservado para el mundo de la moda y tenga poca presencia en el sector nupcial, lo cierto es que cada vez más diseñadores se atreven a trabajarlo. Un ejemplo reciente lo encontramos en las propuestas para 2020 de Viktor & Rolf. Los creativos, que presentaron su colección nupcial en el marco de New York Bridal Week, utilizaron este tejido para algunos de sus vestidos que, además, adornaron de pedrería o perlas. Una elección elegante y sofisticada con la que escapar de los diseños más tradicionales o de tendencia, no solo en la forma, también en la apariencia. Y es que Elisa asegura que, desde su punto de vista, una novia no debe seguir las tendencias, solo sentirse cómoda con su elección y optar por algo que sea acorde con sus gustos.

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Una novia que rompió con las tradiciones

No todas las novias suelen seguir las tradiciones y, como uno puede imaginar de una chica que apuesta por un vestido de tweed, Elisa no lo hizo. Por eso rompió el clásico total look blanco con detalles de color. "Elegí mis zapatos, de Isabel Marant, de color negro porque pensé que con el estilo del vestido quedarían genial. De todos modos, nunca me han gustado los zapatos de novia, y menos los blancos clásicos. Tenía claro que me compraría un modelo que luego pudiera volver a ponerme en cualquier otro evento". Esta elección condicionó también el tono de los botones del vestido. Aunque en un primer momento iban a ser dorados, los zapatos llevaban algunos detalles en plata, por lo que decidieron cambiarlos por otros de color negro que, además, le daban un aire diferente al vestido. ¿Y de lo de llevar algo azul? Tampoco, nada de supersticiones.

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Tal vez, por todos estos motivos, no hubiera sorprendido que Elisa renunciara al velo o que sustituyera su ramo por un bolso, algo con lo que pocas novias se atreven. Sin embargo, introdujo ambos elementos en su look nupcial. Eso sí, los llenó de personalidad. En lugar de optar por un velo largo, de tul, la extremeña se decantó por un diseño corto. Siempre le habían encantado y sabía que llevaría uno así en su día. Un accesorio que combinó con un sencillo moño. En cuanto al ramo… "Los ramos de novia nunca me han llamado la atención, de hecho, días antes de la boda no había decidido si llevarlo o no. Finalmente, opté por cinco rosas de un color rosa suave. Me inspiré en el que llevó María Johansson en su boda", nos explica.

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Cuando las bodas se celebran en invierno

Hay personas que llevan toda la vida a nuestro lado, pero no reparamos en ellas desde un punto de vista romántico hasta que el tiempo pasa. Algo así les sucedió a Elisa y Sergio. Ella nos cuenta que, mucho antes de que comenzaran su relación, Sergio era amigo de su hermano. Vaya, se conocían desde siempre. Pero en algún momento las cosas cambiaron. Llevaban nueve años juntos cuando tomaron la decisión de casarse. "Me pidió matrimonio en San Sebastián, en un viaje que hicimos de fin de semana. Fuimos a cenar al restaurante de Martín Berasategui, en Lasarte-Oria, y allí me sorprendió con un solitario de Rabat".

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Después empezaron los preparativos para una boda que celebrarían en diciembre, uno de los meses más bonitos del año. Se casaron en Monesterio, un pueblo de la provincia de Badajoz, en la Iglesia de San Pedro Apóstol, en una ceremonia oficiada por un sacerdote amigo de la pareja. Para organizar todo a su gusto contaron con People Eventos, que se hicieron cargo de hasta el más mínimo de los detalles, salvo de una cosa, el catering. "La celebración fue en el Restaurante Hotel Leo, en Monesterio. Mi marido es dueño de esta empresa, y por eso se encargaron del menú".

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Como suele ser habitual, las bodas dejan un sinfín de anécdotas que a los novios les encanta recordar con el paso del tiempo. La preferida de Elisa fue, además de la entrada al comedor, al ritmo de la canción de Dirty Dancing, Time of my life, la sorpresa que le había preparado su marido. "Me gustó mucho la sorpresa que me preparó Sergio. Contrató para el coctel una cantante de jazz. Sabía que me hacía especial ilusión", añade. Una buena forma de empezar el matrimonio.

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