Femenino, natural, con bases en tonos nácar y el cabello recogido mediante una delicada diadema metálica en color oro. Si en la sencillez esta la virtud, el maquillaje escogido por el equipo creativo de Valentino en el desfile de la firma durante la semana de la Alta Costura, celebrado en París el pasado mes de junio, es sin duda el ejemplo perfecto de savoir faire a la hora de recrear un perfecto look de primerísima categoría, lejos de los acabados dramáticos a los que se presta muchas veces la haute couture.
Un delicado trabajo de artesanía (al fin y al cabo el mejor maquillaje es el que no se ve), con una suavísima capa de polvos nacarados a modo de base, matizados con ligeros toques de blush en rosa y melocotón sobre los pómulos, a juego con una cremosa sombra de ojos tonos tierra y labios irisados en tonos pétalo. El secreto para obtener un look como caído del cielo: los discretísimos toques en color oro repartidos por todo el rostro, que iluminan puntos estratégicos y muy concretos del óvalo de la cara, como son el lagrimal, las cejas y un glamouroso y delicado trazo de pigmento en color oro, distribuido con habilidad en el centro del labio superior.
El efecto final: el rostro irradia luz propia sin necesidad de recurrir a infinidad de productos de make-up.
