Niño delante de ordenador en una conexión online©AdobeStock

Nuevas tecnologías

Los niños se pasan 75 minutos al día enganchados a TikTok

La situación ocasionada por la Covid-19 ha incrementado mucho el tiempo que los menores pasan en el mundo virtual. ¿De qué manera puede afectarles? ¿Qué riesgos tiene este aumento y cómo deben afrontarlo los padres?

Los menores usan un 36% más las pantallas que antes de la pandemia. De hecho, el tiempo que pasan en redes sociales ha aumentado un 76% con respecto a 2019. Solo en TikTok, la red social favorita de niños y adolescentes, emplean 75 minutos al día.

El consumo de vídeo online también ha crecido un 25%, las apps de videojuegos, un 23% y las aplicaciones de comunicación, un 49%. Son datos del informe Aplicaciones y menores: un año atrapados detrás de las pantallas, que ha presentado Qustodio, tras analizar los hábitos digitales de 100.000 familias con hijos de entre 4 y 15 años en España, Estados Unidos y Reino Unido.

¿Es preocupante este aumento de consumo?

Para los niños y los adolescentes, la relación con los iguales es vital para su desarrollo. La pandemia ha impuesto la distancia social y los menores han tenido que refugiarse en el mundo online. “Las redes sociales se han convertido para ellos en una manera muy normal de relacionarse, de expresarse, de explorar y de conocer el mundo, pero el hecho de que los menores pasen tanto tiempo en redes sociales tiene consecuencias para su salud mental”, alerta María Guerrero, psicóloga experta de Qustodio.

El problema puede estar en la falta de criterio para diferenciar el mundo idealizado del plano virtual del mundo real, lo que lleva a comparaciones y a problemas de autoestima. Además, la especialista señala otros riesgos: “Se ha demostrado que el uso de redes sociales por chicos jóvenes está muy vinculado a la depresión. Y sabemos que puede aumentar su exposición a numerosos riesgos como el ciberacoso o contenidos inapropiados o dañinos para su edad”.

¿Hay más control por parte de los padres?

El incremento exponencial del consumo de pantallas en menores durante la pandemia no ha venido acompañado de un reforzamiento paralelo de los controles parentales. Por ejemplo, según recoge el citado estudio de Qustodio, la actividad online creció un 180% solo durante la primera semana de confinamiento, mientras que el uso de medidas de vigilancia por parte de los padres aumentó un 6%.

“Lo que se ha observado es que establecer límites de uso sigue siendo la opción más popular y el bloqueo de apps es la que ha experimentado un crecimiento mayor (+5%) con respecto a la época pre-Covid-19. Curiosamente, se toman más medidas con los niños que con las niñas y ente los menores de 12 a 14 años”, detalla María Guerrero.

Niña usando una tablet en su casa©AdobeStock

Las bases del control parental en Internet

No sabemos si, tras la pandemia, los hábitos de comunicación y relación volverán a ser los que eran o las pantallas seguirán ocupando un lugar tan destacado como ahora.

No obstante, los expertos recomiendan que los padres tomen un papel activo para controlar tanto el tiempo como los contenidos a los que acceden sus hijos en Internet. Estas son las pautas que ofrece la psicóloga de Qustodio para un buen control parental:

  • Limitar el tiempo de uso de pantallas. Si es motivo de discusiones y conflicto, se puede recurrir a una aplicación que ayude a establecer los límites.
  • Fijar momentos de desconexión. Hay que establecer momentos libres de móviles y pantallas, como una hora antes de dormir, las comidas familiares o el estudio.
  • Vigilar que los contenidos sean adecuados para la edad del niño. Según el estudio de Qustodio, solo en el ámbito de los videojuegos, la gran mayoría consumida por los niños están inspirados en guerra, batallas, supervivencia y muestran contenidos violentos.
  • Dialogar con los hijos. El control parental ha de acompañarse de un diálogo abierto con los hijos. “No se trata de prohibir, sino de educar y de ayudarles a que ellos, con el tiempo, aprendan a gestionarse independientemente”, señala María Guerrero.