Descarada e inclusiva: así es la revolución definitiva de la moda premamá que abandera Rihanna

Descubre las nuevas reglas de este mercado en expansión, valorado en miles de millones de dólares

por Violeta Valdés
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Cuando Rihanna anunció su embarazo, no fuimos demasiado conscientes de la trascendencia de aquel vientre decorado con un larguísimo collar de perlas y piedras de colores, descubierto bajo un plumífero desabotonado. La prensa de moda se esforzó demasiado en sacar punta a esa chaqueta rosa vintage de Chanel; por su parte, el gran público jugaba adivinar el sexo del bebé; y en redes sociales, sus fans compartían el anhelo de reencarnarse en ella o él. Sin embargo, a medida que se ha dejado ver, hemos constatado que nos encontramos ante la abanderada de la gran revolución de la moda premamá, que aboga por hacer gala del embarazo en vez de 'disimularlo'.

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 ¿Acaso no recuerdas cómo solían vestir las embarazadas? Capas y capas de tejidos voluminosos, conjuntos negros, cinturillas de lycra, corte imperio... Lo que fuera con tal de reducir ópticamente las nuevas curvas. Con Diana de Gales, la búsqueda de la discreción fue más allá al incorporar cuellos bebé, volantes y tonos pastel; un estilo edulcorado que marcó a toda una generación de futuras madres, y que tuvo su eco hace unos años en los estilismos de Kate y Meghan mientras esperaban sus respectivos hijos. En efecto, no hace tanto...

Sin embargo, la revolución de la que hablamos comenzó a fraguarse cuando Kim Kardashian estuvo encinta por segunda vez. Pasó aquella época saltándose a la torera todos los códigos de la moda maternity, apostando por vestidos ajustadísimos, cinturillas altas a la vista o transparencias. Corría el año 2015, y la socialité fue juzgada duramente; nadie entendía por qué ese ninguneo del contrato social. Sus elecciones, en cambio, allanaron el camino de otras embarazadas como Chrissy Teigen, Anne Hathaway, Blake Lively o Cardi B, sin miedo a enseñar piel, escoger tonos vibrantes o lucir prendas muy ajustadas y estampadas. En apariencia, Rihanna se habría limitado a consolidar con maestría aquella estética premamá descarada, que gracias a su influencia se ha ido expandiendo a toda velocidad entre la población femenina, encontrando su réplica en el street style y en otras celebridades en estado de esperanza.

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Un negocio redondo

Si el estudio que ha publicado Technavio está en lo cierto, el tamaño global del mercado de moda premamá crecerá casi tres mil millones de dólares entre 2021 y 2025, con una tasa de crecimiento anual compuesto del 3%. Según statista.com, este segmento estará valorado en siete mil millones de dólares el próximo año; pero para impulsar semejantes cifras hace falta algo más que el movimiento body-conscious que despegó hace unos años...

En este sentido, el informe de Technavio defiende que las futuras madres de la región Asia-Pacífico (en pleno desarrollo económico), la floreciente conciencia estética sobre esta categoría de producto, así como la demanda de prendas antimicrobianas y sostenibles tendrían un papel fundamental en su desarrollo. A nivel mundial, habría que tener en cuenta el aumento del poder adquisitivo generalizado tras la crisis sanitaria, que ya perjudicó notablemente el consumo de moda en todas sus categorías, y el crecimiento del número de embarazadas en activo: económicamente independientes, dueñas de una alta capacidad de consumo y enormemente expuestas a/en redes sociales.

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A fin de cuentas, la moda afronta un reto considerable: explotar un mercado que crece a un ritmo idéntico al de la moda de bebé, según statista.com. Piensa en las actuales colecciones premamá disponibles en España: no se corresponden con el estilo imperante, no sacian esta nueva demanda. De ahí que numerosas mujeres encintas en nuestro país se hayan resistido en los últimos años a invertir en prendas diseñadas especialmente para ellas, optando por patrones oversized y tejidos elásticos -"total, son solo unos meses"-. En cambio, Hatch (la firma americana de ropa premamá que adoran Jessica Alba o Kate Hudson) presume en los medios de mostrar el vientre de las embarazadas en sus propuestas y adornarlo con joyas: "Celebrar la curva de la barriga de una forma bonita ya no es suficiente", afirma su fundadora.

Personalidad ante todo

Volviendo a Rihanna, es curioso que prácticamente lo único que ha hecho para romper los cánones premamá haya sido mantenerse fiel a su estética. Y si parece algo novedoso es porque realmente lo es: tradicionalmente, muchas embarazadas se veían empujadas a renunciar a su estilo en pos de encajar en piezas a su medida: blusones, vaqueros con cinturilla elástica, mallas y vestidos a los que se sometían como si se tratara de una traición a sí mismas. En cambio, la de Barbados sigue siendo igual de sexy y arriesgada que siempre en sus estilismos; ha mantenido su imagen cool e inconformista, llegando a superar a la Kim Kardashian premamá, autora intelectual del fenómeno.

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De hecho, la fundadora de Skims se quitó recientemente el sombrero ante la cantante: "El mejor estilo premamá de la historia", escribió en un story de Instagram junto a una foto de RiRi. ¿Su look? Chaqueta de cuero XXL abierta, top de strass, microshorts, botas de tacón hasta el muslo y gafas de sol; una línea y2k absolutamente provocadora que profetizaron Di Petsa o Nensi Dojaka en sus colecciones de otoño-invierno 2022. Si va contigo, no lo dudes. Como dijo la creadora de Fenty, "[el embarazo] es un largo período de nueve a 10 meses. Tienes que disfrutarlo". En otras palabras, si vas a tener un bebé, ya renuncias al jamón y la cerveza; hazte el favor de mantenerte fiel a ti misma en todo lo que puedas.