Zapatillas deportivas y falda, una 'misión imposible'

Las zapatillas de deporte están viviendo su particular 'revival', algo a lo que las 'fashion insiders' no resultan indiferentes, ni siquiera cuando toca combinarlas con falda o vestidos

Por Ana Riaza

Si hace tiempo que te sumaste a la moda del running es más que probable que ya domines la terminología de las zapatillas deportivas, especialmente cuando toca distinguir entre las de entrenamiento y las de diseño que sirven para ir por la calle. Aunque a simple vista algunas parezcan intercambiables -un ejemplo sonado serían las Roshe Run de Nike, hoy rebautizadas casi sin previo aviso a Roshe One, quizás por la confusión entre el nombre y el hecho de que no se trata de unas zapatillas para correr, a pesar de su diseño ultraligero-, muchas no lo son, y es difícil trazar la línea entre qué sirve para el streetwear y qué para el gimnasio, sin mirar la etiqueta entre un diseño que es bonito, y uno que es bonito y además está pensado para mejorar el rendimiento de un actividad deportiva.

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Además, y aunque una zapatilla de running pueda llevarse con vaqueros sin problemas, no suecede lo mismo con una zapatilla de streetwear: el calzado deportivo incorrecto, que no sujete bien el pie por ser demasiado blando (a menudo las zapatillas street lo son), o que no dispongan del correcto amortiguamiento en la planta del pie, pueden dejar tobillos y rodillas más expuestos a esguinces y torceduras. A pesar de todo, la deportiva sigue siendo una gran favorita a la hora de dar un aire sport a un look de calle, o incluso rebajar en varios puntos la seriedad de un outfit más elegante de lo habitual: los modelos superventas de firmas como Nike, Adidas o Superga compiten con el tacón, no sólo por su comodidad, sino por la calidad del zapato y también por su diseño.

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Un ejemplo de la popularidad de este tipo calzado es el hecho de que muchas de las grandes firmas que producen sneakers ya ni siquiera fabriquen sus propios modelos: sus equipos son enormes plantillas de diseñadores dedicados a mejorar constantemente cada modelo, reinventando los clásicos, probando nuevas paletas de color, mejorando el rendimiento de los zapatos más deportivos y sacando nuevos pares al mercado cada tres o cuatro meses, a un ritmo muy similar que el resto de tendencias de moda. Las zapatillas deportivas son bonitas. Y queremos llevarlas con todo. Incluso con falda.

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La alianza de la falda y la zapatilla deportiva es una que se ha resistido al armario de las fashion insiders durante mucho tiempo, de ahí que sorprenda la moda, por jemplo, de la vuelta la zapatilla de tenis blanca (completamente denostada en los años 90), o el hecho de que veamos decenas de deportivas a las puertas de las principales pasarelas de moda, a los pies de bloggers y editoras, a la carrera entre desfiles, salas de prensa y kissing room varios. Lo que es menos habitual es el combo falda + deportiva, y por lo que hemos podido comprobar, depende mucho de la fashion insider que lo lleve, y también de la ciudad en la que la 'fichemos': las modelos, por ejemplo, son adictas al calzado deportivo, aunque es difícil pillarlas con una falda combinada con un zapato de este tipo. Gigi Hadid, la modelo sporty, es una de las abanderadas de las deportivas de streetwear, pero siempre con pitillos y leggings, lo mismo que Kendall Jenner, Alessandra Ambrosio o Karlie Kloss, ésta última siendo una de las tops que más abiertamente defiende el uso del zapato plano (mide 1,80 m. así que no le hacen falta los tacones para parecer más alta); las blogueras, especialmente las neoyorquinas, sí que se atreven con esta combinación, es más, la econtramos casi tan a menudo o más como las deportivas con pantalones. Casi como si se tratase de un reto fashion, del que la gran mayoría sale con éxito.

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Uno de los modelos más populares para conseguir el perfecto efecto falda + deportivas son las Adidas Originals Superstar, una versión de una zapatilla de baloncesto que se fabrica desde finales de los años 60, y que es especialmente popular por el corte low-cut de la boca, que permite llevarla sin que el zapato cree un efecto óptico que acorte la pierna, algo esencial a la hora de combinar las zapatillas con falda, ya que ésta, por definición, es mucho más 'peligrosa' en este sentido que unos pantalones skinny: una falda midi o a la rodilla tiene muchas más probabilidades de hacernos parecer más bajitas con zapato plano, aunque si la zapatilla es de caña alta, es muy probable que todas las combinaciones nos hagan perder centímetros. Este modelo de Adidas es el sueño de toda fashionista porque combina con todos los largos de falda, y puede encontrarse en prácticamente todos los colores del arco iris -Gigi Hadid las tiene en lavanda y en verde oliva-, mientras que el modelo más clásico es un básico en blanco y negro que combina con todo. Entrarían en esta categoría también las zapatillas de lona de VANS y las Superga totalmente blancas.

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Otro truco que a menudo las fashionistas se sacan de la manga (por no decir del zapato) para acertar con este look son los estilismos monocolor, especialmente en gris o en negro combinado con blanco y a la inversa, ya que este tipo de conjunto en bloque sirve para alargar la silueta y así contrarrestar los centímetros que perdemos a la hora de bajarnos de los tacones. También los looks hiperfemeninos o incluso con un aire sastre que sorprenden a la hora de combinarlos con un zapato de un diseño más aerodinámico, o directamente con una zapatilla de running con cámara de aire. Y por último las zapatillas all white combinadas con colores neutros, como un trench en beis o una cazadora biker de cuero negro.

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