Su elección de joyas también ha sido sumamente simbólica, pues se trata principalmente de la tiara de lis, una pieza histórica de la Casa Real que doña Sofía estrenó en la Visita de Estado de los reyes de Suecia en 1983. También ha lucido sus brazaletes gemelos, de Cartier, los pendientes familiares de chatones, su anillo circular, de Karen Hallam, y un bolso de mano dorado, de Magrit.