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Tercer acto en lo que va de semana para Máxima de Holanda, quien parece haber recuperado casi totalmente su agenda oficial después de unas semanas de parón debido a la crisis sanitaria internacional. El martes protagonizaba una curiosa escena al ir a un museo en bicicleta, cita en la que se bajó de sus tacones en favor de unas bailarinas de puntera metalizada. Al día siguiente, se unía a su marido para ir al teatro, y sorprendía al optar por una imagen más bohemia y relajada (aunque igualmente acertada y estilosa) de la que suele lucir en este tipo de eventos nocturnos. Ayer visitó un mercado de alimentos y una planta de residuos para informarse de cómo les ha afectado esta situación y mostrarles su apoyo. En esta ocasión, renunció a sus adorados colores eléctricos para apostar por una paleta de color discreta y unos pendientes que nos recuerdan a las royals españolas.
Tonos neutros
La reina de los holandeses ha demostrado que puede defender a la perfección cualquier tendencia y estilo que se proponga, y es que tan pronto impacta con un look naranja vibrante como deslumbra con otro en colores pastel. En esta ocasión, ha escogido combinar una sencilla blusa crema con lazada al cuello -aunque la ha llevado deshecha- y pantalón de traje a juego, un modelo recto con pinzas que aporta un aire sofisticado a cualquier look. Como es habitual en ella, Máxima le ha dado una gran importancia a los accesorios, decantándose de nuevo por el bolso de mano tipo sobre de Sophie Habsburg que tiene en 3 colores diferences. Esta vez elige la versión beis con efecto piel de serpiente.
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Joyas llamativas
En lugar de llevar una chaqueta o gabardina para resguardarse del frío, ha preferido optar por un chal desflecado a conjunto que ha lucido sobre el hombro. En cuanto a los zapatos, ha apostado por el confort al calzarse el modelo más cómodo de la temporada: las alpargatas de cuña. Este tipo de modelos que tanto adoramos las españolas se han convertido en los últimos años en una apuesta perfecta para las royals que tienen que pasar largas jornadas de pie y no quieren lucir stilettos pero sí mantener la elegancia a la vez que alargan su silueta.
Como joyas, Máxima ha lucido una gran pulsera de eslabones dorada y su conjunto de tres anillos con piedras de colores de la firma italiana Pomellato. Sin embargo, las piezas más llamativas han sido sus pendientes, unos grandes aros dorados pertenecientes a la exclusiva casa Cartier que imitan la textura del bambú.
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Similares a los de las royals españolas
Curiosamente, unos pendientes con esa estética bambú son uno de los misterios que esconde el joyero de la realeza española, y es que tanto la princesa Leonor como su madre, doña Letizia, los han lucido en los últimos meses. Ni se sabe dónde los han adquirido ni a quién pertenecen realmente, puesto que fue la heredera al trono la que los estrenó durante la entrega de los Premios Princesa de Girona el pasado noviembre pero ha sido la Reina quién más veces los ha lucido posteriormente. Apenas unas semanas después de que los viéramos por primera vez, doña Letizia se los llevó en su maleta a Cuba, donde los combinó con varios vestidos veraniegos de su armario. Desde entonces, los ha recuperado en numerosas ocasiones tanto en Madrid como en actos oficiales fuera de la capital.
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