Todos los detalles del exclusivo bunad con el que Ingrid de Noruega ha recibido la confirmación

La joven princesa ha lucido un traje tradicional noruego que tanto ella misma como su abuela Sonia de Noruega han ayudado a diseñar

Por Paula Callejo

Por fin ha llegado el gran día de Ingrid de Noruega. Después de meses de preparativos y especulaciones, la hija de los príncipes Haakon y Mette-Marit celebra hoy su confirmación en la capilla del Palacio Real de Oslo. A la ceremonia han acudido sus seres queridos, entre los que se encontraban dos de sus padrinos del bautismo muy señalados: el rey Felipe y Victoria de Suecia. Para esta ocasión tan especial, la joven princesa ha querido rendir homenaje a la cultura de su país y a su familia, por lo que, tal y como se había desvelado ya, ha lucido un traje tradicional noruego.

Ingrid ha vestido un bunad, regalo de su abuela, la reina Sonia de Noruega, que, además de evocar a las raíces de su tierra, también guarda un significado muy especial para ella, puesto que ambas han participado de manera activa en el proceso creativo. Este tipo de atuendos datan del siglo XVIII, aunque tuvieron su máximo auge en el siglo XX gracias a la popularización de la música folk. Los más habituales, con los que hemos podido ver esta mañana, por ejemplo, a las primas de la homenajeada, constan de una blusa blanca como base, a la que se suma una falda larga con vuelo y chaleco a juego que puede formar parte de la misma pieza o ir por separado. Agregan un mandil blanco y se adornan con motivos étnicos o florales y cenefas multicolores.

Sin embargo, como no podía ser de otra manera, el de la protagonista del día se trataba de una pieza más elaborada para conseguir un aspecto más especial y festivo. A su llegada a la capilla, Ingrid ha aparecido, como es tradición, con una túnica blanca que cubría su estilismo, pero más tarde ha prescindido de ella y ha mostrado su bunad a la perfección. Contaba con cuello elevado con bordados en tonos azules y verdes, adornos florales sobre el pecho y un fajín que entallaba su figura. Se ha ornamentado mediante un tipo de pedrería de la zona llamada sølje, al igual que el de su madre, la princesa Mette-Marit.

Ha completado con mocasines negros que también poseían detalles botánicos rosas y rojos, y ha optado por despejar su rostro al recoger su melena castaña y coronar el moño con una diadema ancha de rayas. Tal y como se puede apreciar a través de las fotografías oficiales difundidas por palacio, ha añadido una chaqueta corta de manga larga en color rojo con bordados blancos y bajo amarillo en relieve para protegerse de las bajas temperaturas propias de la ciudad.

A pesar de que esta no ha sido la primera vez que Ingrid llevaba un traje de este tipo, puesto que, sin ir más lejos, el pasado mayo escogió uno para celebrar el Día Nacional de Noruega, sin duda el de hoy es el más significativo de los que tiene, puesto que une a la princesa con su abuela y evocará siempre el recuerdo de un día muy especial para ella.