Meghan Markle, la 'royal' que cambiará el protocolo sin llevar medias

La prometida del príncipe Harry sigue los pasos de Diana de Gales y la Duquesa de Cambridge, en su voluntad por modernizar la monarquía inglesa

Por Elena R. Ballano

Han pasado casi cuatro meses desde que el príncipe Harry anunciara su compromiso con Meghan Markle; un periodo de tiempo en el que la pareja ha empezado a cumplir con su agenda de compromisos reales. Diferentes actos públicos y visitas por el Reino Unido en los que la actriz ha dejado al descubierto su relación con el protocolo de la casa de Isabel II. La prometida del Príncipe se ha ceñido a las normas de etiqueta más importantes. Sin embargo, a través de pequeños detalles ha mostrado su voluntad de modernizar el rígido protocolo de la soberana, al igual que hicieran antes que ella Diana de Gales y la Duquesa de Cambridge. ¿El gesto más significativo? No incluir en su vestidor uno de los elementos estilísticos más importantes para la monarca inglesa.   

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Ni durante el anuncio de su compromiso, cuando lució un abrigo de Line the Label, y unos zapatos de Aquazzura; ni  en su visita los premios de la Endeavour Fund, donde acudió con un traje chaqueta pantalón de Alexander McQueen, ni tampoco en sus salidas de incógnito por Londres, Meghan Markle se resiste a llevar medias y menos aún color carne; un complemento estilístico primordial en las normas de protocolo de la reina Isabel II.

“La casa real británica es una de las monarquías más exigentes en materia de protocolo. Cada acto tiene una etiqueta diferente, y muchas de ellas se han ido manteniendo en el tiempo desde hace varias generaciones. Sin embargo, no hay un código escrito. Se trata de normas y costumbres que se han ido fijando fruto de las manías personales de unos y otros”, explica Carlos Fuentes, director del Instituto Universitario de Protocolo de la UCJC.

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Y añade: "Meghan Markle podrí meter la pata, pero sabiendo lo que hace. No creo que le falten asesores. En algún momento le habrán indicado que debe llevar medias. Pero si no las usa es porque ha tomado la decisión de no hacerlo. En la casa real británica, se mira, se ve y se le da la importancia relativa que puede tener. Sobre todo ahora que todavía no es la esposa del Príncipe”.

Sin embargo, este pequeño gesto de rebeldía, no desluce los méritos y esfuerzos que está haciendo Meghan Markle desde que se convirtiera en prometida del príncipe Harry: apuesta por marcas británicas, se ha apuntado a la moda de los tocados,  no ha vuelto a firmas autógrafos en sus apariciones en la calle, ha cerrado sus redes sociales, etc. 

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“Muchas personas la están tachando de rebelde, sin embargo la casa real británica tiene que ponerse a la altura de los tiempos. Puede conservar ciertas tradiciones pero tiene que evolucionar un poco para no despegarse de la sociedad inglesa. Pero francamente, creo que Meghan Markle lo está haciendo bastante bien. Se está tomando su tiempo y va en sintonía con su pareja. No hay que olvidar que el primer rebelde aquí es el príncipe Harry. Chocaría mucho que eligiera una mujer contraria a su espíritu”, recuerda el experto.

Las mujeres del cambio 

En marzo de 1981, una jovencísima Diana de Gales acudía a la Royal Opera House en compañía del príncipe Carlos, en su primer acto juntos, tras anunciarse el compromiso de la pareja. Todas las miradas se posaron en ella, y más concretamente en dos detalles de su vestido negro palabra de honor de  Elizabeth y David Emanuel. El color elegido sorprendió al tratarse de un tono reservado al luto, en la familia real y su escote fue considerado demasiado atrevido, por más de un medio británico; dos detalles estilísticos que marcarían el comienzo de una pequeña revolución de protocolo en casa de Isabel II y que marcarían el camino a seguir a la Duquesa de Cambridge y Meghan Markle.

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“Diana de Gales sin quererlo, lo intentó cuando llegó a la familia real. Ahora los príncipes Guillermo y Harry, al igual que sus respectivas, deben seguir su estela y apostar por un aire de renovación en la etiqueta. Poco a poco estamos viendo guiños, como el lazo negro de la Duquesa de Cambridge en los premios Bafta. Está claro que ella no está en el mundo de las actrices, no tenía por qué seguir la corriente del Time's Up. Mantuvo su estatus de esposa del príncipe pero hizo un claro guiño. Eso es muy novedoso. Me gustaría ver si alguna otra casa real europea lo hubiera hecho. La gente en el Reino Unido está premiando la naturalidad, la espontaneidad y la cercanía que transmite esta generación. El pueblo les agradecerá que introduzcan aire fresco en la monarquía”, termina Carlos Fuentes.