Giorgio Armani estrena su propio teatro en Milán con una de sus colecciones más bellas

El ‘Teatro Armani’, la nueva sede del modisto, acogerá también exposiciones y cine

La colección fue refinada y 'glamourosa', con abundancia de transparencias.

Giorgio Armani llevaba casi dos años implicado en la construcción de su teatro.

Con el desfile se dio por inaugurado el nuevo espacio Armani.

La ocasión era única y Armani la aprovechó haciendo coincidir la presentación de su nueva colección primavera-verano 2002 con la inauguración de su teatro en Milán. El modisto italiano, maestro entre los maestros, estuvo a la altura de su leyenda, con un desfile refinado, sensual y bellísimo que se celebró en un espacio arquitectónico –su teatro- minimalista, sofisticado y de líneas puras creado, bajo la batuta de Armani, por el famoso arquitecto japonés Tadao Ando.

La colección del modisto italiano fue digna de un clásico. Las modelos lucieron vaporosos trajes de noche, con bordados en perlas y brillantes. También mostraron prendas asimétricas, chaquetas y pantalones anchos; todo muy lujoso pero sin excesos, muy Armani. El desfile tuvo lugar en el Teatro Armani -así se llama el nuevo espacio del diseñador-, que está ubicado en lo que fuera una antigua fábrica de chocolate, y que se ha convertido en la sede del modisto; con toda seguridad, el cuartel general más grande que jamás haya tenido un modisto.

Giorgio Armani llevaba más de un año implicado en la construcción de un teatro a su medida; y el resultado, como casi todo lo que hace el modisto, es espectacular, ya que se trata de un edificio con cabida para 682 espectadores en el que Armani tiene pensado montar exposiciones, proyectar películas y dar cabida a montajes teatrales.

Con este paso, Armani afianza su posición como uno de los nombres de mayor prestigio en la sociedad italiana y en el mundo. Su fortuna personal es inmensa -es el italiano que más paga a Hacienda- y sus actividades enriquecen la vida cultural mundial. Recientemente se celebró una gran exposición en el museo Guggenheim de Nueva York -que llegó después al de Bilbao- para conmemorar sus 25 años dedicado al diseño.

A sus 67 años, el modisto italiano, definido por quienes le conocen como una persona culta, reservada y perfeccionista hasta extremos insospechados, ha levantado un auténtico imperio puesto al servicio del diseño de ropa, perfumes y complementos. Gracias a su genio ha conseguido encarnar, como ningún otro diseñador, la moda made in Italy, proyectándola a nivel internacional a través de tiendas repartidas por todo el mundo.

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