Las modelos del desfile de Morago parecían sacadas de las estepas de Mongolia y de los valles del Tibet, previo paso por el atelier del modisto, por supuesto, que aportó toques de sofisticación y ‘glamour’ europeos a los diseños de inspiración étnica.
Morago no se ha salido de la línea que marcaron diseñadores como John Galliano para Dior o Jean-Paul Gaultier en sus desfiles de la pasada primavera, con marcadísimas influencias orientales.
El desfile de Morago supuso una inyección de colorido en la que se mezclaban sedas estampadas en damero blanco y negro, tejidos ricos de tapicería inglesa, denim, telas atornasoladas... Todo muy ecléctico y muy new age.